La vida cotidiana en China
Un libro ideal para los interesados en conocer cómo es por dentro la sociedad de la potencia asiática.
La mayor parte de las informaciones que recibimos de China se refieren a su potencial económico, su rápido desarrollo tecnológico y su creciente influencia en el mundo globalizado. Pero sabemos muy poco de cómo es realmente la vida en el país y de las costumbres de sus ciudadanos.
Dar a conocer la vida cotidiana del pueblo chino es lo que se ha propuesto y conseguido brillantemente Isidre Ambrós, un periodista que goza de una alta reputación entre la profesión, ganada a pulso con su trabajo como corresponsal de La Vanguardia en Bruselas, Berlín, Pekín y Hong Kong. Su bagaje intelectual y sus análisis políticos, económicos y sociales durante la década que ha permanecido en China le han permitido culminar un libro de lectura muy atractiva para los interesados en conocer la sociedad del país.
De la mano de numerosos testimonios, Ambrós analiza la gran transformación de una sociedad campesina que en pocas décadas ha pasado a ser urbana. Este proceso ha conducido a la aparición de una clase media cada vez más influyente de la que forman parte 500 de sus 1.400 millones de habitantes. Son los que ganan el equivalente a entre 800 euros y 1.300 euros al mes. Con pluma hábil, Ambrós describe el desenfreno consumista que se ha apoderado de la población y que tiene su máximo esplendor el Día del Soltero, que se celebra el 11 de noviembre. El peso del confucianismo basado en los valores como el humanismo y la bondad sigue muy vivo. Es una cultura que condiciona la vida de unos jóvenes que escogen sus trabajos y ciudades de residencia teniendo en cuenta que podrán cumplir la obligación sagrada de cuidar a sus padres.
Estructurado en forma de breves crónicas, el libro permite descubrir aspectos tan relevantes como el peso del Partido Comunista, de 90 millones de militantes; el papel de la doctora Ai Fen en el coronavirus y el desafío de la pujante Hong Kong.
Los mitos de la economía injusta
Kelton sostiene que los superávits fiscales succionan dinero de la economía, mientras que los déficits fiscales lo inyectan.
Stephanie Kelton, catedrática de Economía y Políticas Públicas de la Universidad del Estado de Nueva York en Stony Brook, ha escrito un desmitificador libro que pone al descubierto el mal uso que se ha hecho de conceptos como el déficit público. La autora sostiene que el déficit público no es realmente un problema y que se ha utilizado sobre todo para justificar recortes de gastos sociales.
Las tesis desarrolladas en El Mito del déficit se basan en la Teoría Monetaria Moderna (TMM), de la que la profesora estadounidense es una destacada experta. En contra del conocimiento dominante, Stephanie Kelton sostiene que los déficits públicos son buenos y necesarios. Y que la obsesión por perseguir el equilibrio presupuestario es una equivocación. En su lugar, afirma que se debería aprovechar la prometedora posibilidad del dinero público para equilibrar la economía y que “la prosperidad sea ampliamente compartida, en lugar de estar concentrada en un número cada vez más reducido de manos”.
Según la economía convencional, el contribuyente es el que debe financiar el gasto público porque el Estado no tiene dinero propio. La TMM, por el contrario, modifica radicalmente esta perspectiva. La distinción fundamental deriva de que el Gobierno Federal no se parece en nada a un hogar o a un negocio privado. Afirma que el Gobierno Federal “tiene el poder de emitir dólares estadounidenses. No necesita ir a buscar dólares en otra parte antes de poder gastárselo. El resto de nosotros, sí. El Tío Sam no puede quebrar nunca. El resto de nosotros, sí”.
La nueva teoría se centra en los resultados y repercusiones económicas y sociales de las propuestas políticas. Lo relevante es controlar la inflación, sostener el pleno empleo y lograr una distribución más equitativa de la renta.
Sanidad y educación
Kelton, asesora de Bernie Sanders, uno de los senadores más a la izquierda del Partido Demócrata, recuerda que siempre que se planteaba en el Congreso que se inyectase más dinero en educación y sanidad se levantaban voces que cuestionaban cómo debería sufragarse todo sin que repercutiera en el déficit federal. Sin embargo, precisa, nunca parecía ser un problema cuando se trataba de ampliar el presupuesto de defensa, de rescatar a los bancos o de aprobar grandes exenciones fiscales para los estadounidenses más ricos, aun cuando esas medidas implicasen aumentar sensiblemente el déficit.
La autora considera que las verdaderas crisis a las que nos enfrentamos no tienen nada que ver con el déficit. En referencia a Estados Unidos, las verdaderas crisis son que el 21% de los niños vivan en la pobreza; que la desigualdad se sitúe en niveles que no se habían visto desde finales de siglo XIX o que 44 millones de estadounidenses arrastren una deuda por estudios de 1,7 billones de dólares.
La obra derriba muchos de los conceptos que se han empleado históricamente para justificar políticas económicas antisociales pero que carecen de fundamento científico.
El ‘establishment’ desde dentro
Las memorias de Marañón aportan claves sobre el poder económico en España.
El abogado y empresario Gregorio Marañón Bertrán de Lis es uno de los más emblemáticos exponentes del establishment madrileño liberal, con tentáculos en la banca, la gran empresa y la Casa Real, por méritos propios y herencia familiar. Pero estas memorias no son el clásico besamanos para quedar bien, sino que incluyen información de gran interés y desde dentro, muy útil para seguir el rastro de más de cinco décadas del poder real en España (político, económico y mediático).
Entre los episodios sobre los que aporta claves, vividos en primera persona desde la sala de máquinas, destacan los tejemanejes para que el Banco Hispano controlara el Urquijo, el ascenso al poder absoluto en el BBVA de Francisco González, cuyo retrato se asemeja al de un mafioso, el auge y posterior caída del Grupo Prisa y el choque político entre Madrid y Barcelona.
Tributo a una "Nobel" de física
La tecnología nuclear y radiológica no serían posibles hoy sin las aportaciones de Goeppert Mayer a la física.
María Goeppert Mayer se convirtió en 1963 en la segunda mujer que ganó el Premio Nobel de Física, tras Marie Curie. Las aportaciones de esta científica nacida en 1906 en Katowice (hoy Polonia, entonces parte de Alemania) han sido esenciales para la historia de la física cuántica y nuclear. La científica describió por primera vez el modelo de capas de los átomos.
El físico e historiador de la ciencia José Manuel Sánchez Ron, miembro de la Real Academia Española (RAE), relata la trayectoria y hallazgos de Goeppert Mayer en el entorno en el que vivió (Alemania y Estados Unidos) en María Goeppert Mayer: de Gotinga a Premio Nobel de Física.
Con este libro, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) celebra el 40 aniversario de su creación. Es también un modo de prestigiar la contribución de las mujeres a la ciencia a lo largo de la historia, que ha solido "silenciarse, marginarse e invisibilizarse", según apunta el en prólogo el presidente del CSN, Josep Maria Serena. Su matrimonio con otro científico, Joseph Mayer, le impidió el acceso a puestos y salarios, con el argumento de las leyes contra el nepotismo.
Alternativas… de ciencia ficción
Una novela de Varoufakis para empujar hacia otro mundo.
Yanis Varoufakis perdió el pulso con Bruselas (su propio jefe le sacrificó), pero paradójicamente acabó convirtiéndose en una especie de celebridad global. Ello le supone contar con un potente altavoz que amplifica su mensaje, pero probablemente a costa de devaluar su autoridad como economista de máximo nivel, que lo es.
Este libro viene a ser un reflejo de esta contradicción: se trata de una novela de ciencia ficción que se sirve de personajes arquetípicos (una revolucionaria desencantada, una entusiasta de los mercados, etc.) para, a través del método socrático, mostrar que la evolución social y económica tras el crash de 2008 no es consecuencia de un designio divino, sino que existen alternativas al servicio de los ciudadanos.
Es un ejercicio pedagógico interesante, repleto de argumentaciones solventes, pero refuerza el perfil menos realista del académico: tiene alternativas, sí, pero parecen funcionar mejor en la ciencia ficción que en la dura realidad.
Publicidad y propaganda
Un recorrido por casi 200 años de bombardeo incesante para influirnos.
Los comerciantes de atención llevan casi 200 años perfeccionando sus métodos, siempre vinculados a los medios de comunicación hegemónicos en cada momento, para entrar en nuestras cabezas y llevarnos al huerto: ya sea para que compremos todo lo que no necesitamos, votemos a este o al otro e incluso para que lo dejemos todo y nos vayamos a la guerra porque nos lo pide el Tío Sam u otro tío.
Tim Wu, abogado estadounidense especializado en medios de comunicación y colaborador de The New York Times, ha escrito una vibrante, documentada y didáctica historia de la publicidad -más asociada a los fines comerciales- y de la propaganda -más vinculada a la política y la guerra-, con muchos ejemplos concretos que son también lecciones para nuestros días, en que las técnicas se han perfeccionado tanto que vamos todos corriendo a entregar nuestros datos (y hasta lo que somos) con la alegría de quien cree que le han hecho un regalo.
Residencias: modelo fallido
Una minuciosa investigación periodística sobre lo ocurrido en los centros de mayores durante la pandemia.
Los datos oficiales cifran en 30.000 las personas fallecidas en las residencias de mayores a causa de la covid-19. Lo más probable es que sean 15.000 más, pues en las primeras semanas de la pandemia muchos residentes murieron sin que se les hiciera la prueba correspondiente. Manuel Rico, abogado y periodista de investigación de Infolibre, revela en este magnífico trabajo lo sucedido en aquella primavera de 2002, las grietas del modelo de residencias, quienes manejan el negocio y por qué las administraciones se lavaron las manos a la hora de proteger a los mayores.
Sostiene Rico que los residentes en geriátricos sufrieron una doble discriminación: por su edad y por el lugar en el que vivían, dos circunstancias determinantes para excluirlos de la atención sanitaria a la que tenían derecho. En el mejor de los casos, afirma el autor, “el sistema permaneció noqueado, y en el peor colaboró activamente en la mayor violación de los derechos humanos de un colectivo en las últimas siete décadas de la historia de España”.
Avanza lo privado: Casi el 90% de los hogares de ancianos están ya fuera del control público
Uno de los capítulos más interesantes del libro es el dedicado a relatar cómo los centros de mayores han quedado casi por completo fuera del control del Estado gracias al proceso de privatización iniciado en 1989, con el PSOE en el Gobierno. El 89% de las residencias están hoy en manos de empresas privadas, a menudo propiedad de fondos de inversión y de multinacionales que acaparan una parte cada vez mayor de los fondos públicos con que se financian los hogares. Un dato basta para ilustrar la escandalosa inhibicion de la Administración en los cuidados de los mayores: España solo cuenta con 200 inspectores para supervisar 5.200 centros.
No hay solo denuncia en este libro. El capítulo final abre un debate sobre el futuro del sector e incluye numerosas propuestas para avanzar hacia un sistema que trate dignamente a las personas en sus últimos años de vida.
Prepararse para proteger la vida
Attali augura más pandemias y desastres ecológicos. Para evitarlo, llama a prepararse para lo peor.
La higiene, la salud, la prevención, la cultura, el deporte, la vivienda, la agricultura, la alimentación, las infraestructuras urbanas y la protección del territorio son sectores nucleares de lo que el pensador Jacques Attali denomina "economía de la vida". Este concepto sirve de título al libro que el economista y exconsejero especial de François Mitterrand ha escrito a propósito de la pandemia, un conjunto de reflexiones tan llenas de rabia y pasado como de esperanza y futuro.
El ensayo parte de críticas durísimas a la gestión de la crisis, y en particular a los confinamientos masivos adoptados por los gobiernos siguiendo la estela de China, en lugar de haber tomado como ejemplo a Corea del Sur y de haber fabricado mascarillas y test, aislado a los positivos y rastreado a sus contactos desde el minuto cero. Despliega un relato inquietante sobre la pérdida de libertades, los ataques a las democracias que no saben proteger a su ciudadanía y sobre el poder desbordante de los gigantes tecnológicos. Y desemboca, finalmente, en reflexiones luminosas sobre todo lo que podemos cambiar a mejor de cara a las generaciones venideras si partimos de las prioridades adecuadas.
Los sectores de la economía de la vida, cuya misión es permitir que vivamos bien e impulsar la lucha contra la emergencia climática, están muy relacionados con actividades cruciales como la educación, la investigación, el suministro de agua, la energía renovable y la tecnología digital. En conjunto, representa el 56% de la economía de la Unión Europea y el 58% de la de Estados Unidos. Jacques Attali toca a rebato para que ese porcentaje aumente al menos hasta el 80% del PIB y llama a una reorientación de la economía mediante inversiones masivas, públicas y privadas, que posibiliten un horizonte para los jóvenes a partir de esta pandemia. Para Attali, ningún país debería depender demasiado de los demás en sectores imprescindibles, cuyos productos más han faltado.
Estas áreas de actividad, en las que predominan los servicios, no han gozado de mucho reconocimiento, pero ahora, al calor de la digitalización, se cruzan con los quehaceres de empresas industriales capaces de innovar, lo que permite vislumbrar su potencial de crecimiento. De ahí que, cuando la covid-19 aterrizó en nuestras vidas, Attali no dudó en pedir a los gobiernos que se pusieran en modo "economía de guerra". Es una expresión con mala prensa y envuelta de fantasmas, sobre todo en países como Alemania y Japón. Pero, para el consejero de tantos presidentes, la experiencia de EE UU en 1917, cuando controló los sectores de la energía y la alimentación para aumentar la producción económica, o durante la Segunda Guerra Mundial, demuestra que es posible una economía de guerra democrática. Attali confiesa su "rabia" por el hecho de que ningún gobierno democrático movilizara su industria textil, automovilística, mecánica, moda, de lujo o aviación para implementar una economía de guerra a favor de la vida. Porque —es el mensaje que Attali deja flotando del libro— vendrán más pandemias y grandes desastres ecológicos: "La mejor manera de evitar lo peor es prepararse para ello. Y amar" .
Exponencialidad sin ética
Un mensaje a emprendedores y directivos sobre las oportunidades de negocio que traen los cambios tecnológicos.
Este es un libro transparente y, a la vez, engañoso. Transparente en cuanto amplía, con más de 800 referencias a pie de página, lo que los autores apuntaban en libros anteriores. Que hay tecnologías (inteligencia artificial, 5G, sensores, robótica, realidad virtual, impresión 3D, blockchain) que avanzan de modo exponencial e imparable. Que la convergencia de estas tecnologías aumenta su potencial de arrasar productos, servicios y mercados, junto con las estructuras que los sustentan. Que la exponencialidad genera grandes oportunidades de negocio, por lo que está a la vuelta de la esquina “la reinvención de todo” con modelos de negocio exponenciales en el comercio, la publicidad, el entretenimiento, la educación, la alimentación, las finanzas, la atención médica y la longevidad.
Los autores dirigen su mensaje a emprendedores, innovadores y directivos con la mente lo bastante abierta para percibir esas increíbles oportunidades de negocio y, a la vez, lo bastante ágiles y osados para lanzarse a aprovecharlas. Solo mencionan dos limitaciones que pueden interponerse a que este futuro se materialice. La primera es que no todo el mundo estará a la altura del reto exponencial, porque el cerebro humano no está diseñado para entender cambios tan rápidos (hemos de suponer que esto no es su caso).
Omisión: Los autores dejan para otros la reparación de los daños causados por la innovación disruptiva
Consideran, además, que la gobernanza actual no tiene la flexibilidad requerida para acomodar cambios tan rápidos, por lo que reclaman modelos de gobernanza similares a los de empresas exponenciales. Pero omiten mencionar que esos modelos propician que unos pocos retengan los beneficios asimétricos derivados de la exponencialidad mientras que dejan para otros la reparación de lo arrasado por la innovación disruptiva. Como cuando celebran que las redes sociales ayuden a que la inteligencia artificial sea más inteligente, aunque tal vez nos estén volviendo más tontos. Es solo una de las muestras de una exponencialidad ni ética ni democrática.
¿Se puede surfear un tsunami?
Si el impacto de las tecnologías emergentes se asimila al de un tsunami, ¿será porque su efecto destructivo, cuando menos a corto plazo, resulta más verosímil que el de sus beneficios potenciales?
El tsunami tecnológico, escrito por un ejecutivo del sector tecnológico, admite varios niveles de lectura. Ofrece una explicación accesible y bien estructurada de nueve tecnologías emergentes (biotecnología, nanotecnología, impresión 3D, robótica, internet de las cosas (IoT), inteligencia artificial (IA), la nube, comunicación móvil y vehículos autónomos) y de sus aplicaciones previsibles para las personas y las empresas. Experto en marketing, el autor vende bien su discurso, que, por otra parte, no difiere mucho de otras apologías tecnófilas.
Pero el libro apunta más alto. Pretende también (pág. 176) motivar a los empresarios para que adopten una estrategia basada en las nuevas tecnologías, porque solo eso les hará posible sobrevivir en los próximos 20-30 años. La argumentación del autor se basa en una confianza sin límite en la capacidad de evolución de las tecnologías consideradas y del alcance de sus aplicaciones. Afirma de forma categórica, por ejemplo, que “la IoT transformará nuestro hogar (smart home) y nuestra forma de vivir en comunidad (smart city)”, lo cual parece plausible. Pero quizá no lo sea afirmar: “sin duda alguna, la biotecnología va a permitir alargar la vida hasta límites ahora insospechados”, que “en solo 10 años un porcentaje significativo de personas tendrá un robot humanoide en casa” o que “el ‘amor’ entre el hombre y la máquina es absolutamente imparable, hasta el punto que la fusión hombre-máquina será total en el futuro”.
En el escenario de una transformación que se presenta a la vez como total, inevitable y deseable sin matices, el autor considera imperativo adaptarse para no quedar marginado como ciudadano o desaparecer como empresa. Estas deben adoptar una base tecnológica, los líderes tienen que cambiar sus organizaciones, las Administraciones deben facilitar la adopción de las tecnologías y eliminar los obstáculos que entorpezcan su despliegue. Pero no tiene por qué ser así necesariamente. Las ventas de productos como los libros en papel, los discos de vinilo y los relojes analógicos desmienten muchas predicciones anteriores, un fenómeno que puede repetirse.
El futuro y la nueva tecnología: El libro pretende motivar a los empresarios para que adopten una estrategia basada en la implantación de las nuevas tecnologías,porque solo esto les hará sobrevivir en los próximos 20-30 años
Para quienes compartan sin espíritu crítico el planteamiento normativo del autor, este libro puede motivar una reflexión sobre su futuro profesional o el de sus empresas, por si acaso se materializan las predicciones sobre el impacto futuro de las tecnologías emergentes. No encontrarán, sin embargo, orientaciones sobre los qués, los cómos y los quiénes de las transformaciones en su estrategia, liderazgo, cultura y organización que se proclaman como necesarias.
Por último, una observación que es más que lingüística. El dibujo del autor, de trazo grueso en blanco y negro, obvia mencionar que no es la disrupción tecnológica lo que genera la transformación económica y social. La tecnología es solo un instrumento que utilizan quienes invierten en su desarrollo o en su difusión. Y lo hacen con propósitos y valores en muchos casos más alineados con el liberalismo de mercado que con un objetivo de bienestar social. Como sucedió en la Revolución Industrial, la nueva revolución tecnológica generará ganadores y perdedores; el discurso tecnoutópico que reproduce este libro responde sobre todo a los intereses de los primeros. Hay brechas muy importantes en la mentalidad, lenguajes e incluso valores entre quienes abogan por una disrupción tecnológica sin matices y el mucho talento que hoy por hoy trabaja en empresas e instituciones de la vieja economía. No parece razonable, como parece sugerir el autor, que mucho de este último talento se pueda dar por amortizado e irrecuperable para así dejar paso a quienes asumen como prioridad extender el mercado de la tecnología. Más aún cuando el objetivo de exponencialidad que prima entre los inversores en tecnologías emergentes hace que, como ha sucedido con las redes sociales, que algunas se estén introduciendo con poca o nula prevención sobre sus daños colaterales e incluso el riesgo de que se utilicen directamente como instrumento de delitos.
Un último comentario haría referencia al subtítulo del libro, que propone surfear el tsunami tecnológico, un tsunami no se surfea. Ante la perspectiva de una ola de potencial destructivo, lo prudente es reubicarse y, si no hay tiempo, ponerse a salvo refugiándose en un terreno elevado, aunque sea con la perspectiva de construir luego sobre los restos de la catástrofe. Que es, dicho sea de paso, por lo que con mucha probabilidad apuestan quienes están creando este tsunami que, a diferencia de los marítimos, no deja de ser una creación artificial.