Las pantallas, el nuevo opio del pueblo
Llamada a la acción frente a los gigantes de Internet
El periodista y consultor Juan Carlos Blanco actualiza la reflexión marxista de que la religión es el opio del pueblo, ahora con las pantallas como eje y con “cinco pecados capitales de las plataformas que gobiernan Internet”: 1) La violación masiva de privacidad, 2) La pandemia de desatención y distracción, 3) La expansión infinita de la desinformación, 4) La destrucción de los medios de comunicación y 5) La aniquilación del pequeño comercio.
Blanco nos recuerda que las plataformas “acumulan más poder que muchos Estados” y que han logrado hacerse con el favor de millones de ciudadanos “gracias al uso masivo de sistemas de persuasión que nos vuelven adictos”. Pero no da la batalla por perdida. Cree que los adultos, más que quejarse, deben hacer un uso de ellos más racional y útil y admite algunas ventajas de las nuevas tecnologías. Eso sí: llama a dejar atrás la admiración por aquellos jóvenes de Silicon Valley que ahora se han echado en manos de Donald Trump
Sacristán esencial
Formidable compendio del trabajo de uno de los grandes intelectuales españoles
En el centenario del nacimiento de Manuel Sacristán (1925-1985), uno de los grandes intelectuales españoles —orillado por el establishment por sus críticas a la Transición—, Salvador López Arnal, entusiasta divulgador del maestro, reúne en este volumen máximas, aforismos y reflexiones del filósofo que muestran la vigencia de un pensamiento de luces largas. Sacristán y sus discípulos, agrupados en la revista Mientras Tanto, perdieron casi todas las batallas políticas, pero supieron renovar el marxismo, abrirlo a los grandes que hoy afronta la humanidad —ecologismo, feminismo, pacifismo— y aportar herramientas analíticas útiles 40 años después de su muerte.
El extraordinario esfuerzo que El Viejo Topo y López Arnal están haciendo para recuperar el legado de Sacristán consolida al El Viejo Topo como una de las editoriales de izquierdas de referencia en el país.
La memoria de Angela Merkel
La excanciller alemana justifica su política de brazos abiertos durante la crisis de los refugiados
El giro anti-austeridad de la Unión Europea tras la pandemia de 2020 se vivió en España como un reconocimiento de que la receta de los recortes aplicada en la crisis financiera de 2008 había causado una catástrofe social. Sin embargo, quien espere encontrar algún atisbo de remordimiento en la autobiografía de Angela Merkel, paladín de la estabilidad presupuestaria, que se olvide. “Aquí todo el mundo quiere algo de ti. ¿Por qué nadie presiona a Grecia para que ahorre?”, recuerda haber pensado a finales de 2009 cuando la entonces canciller alemana recibía presiones, principalmente de Francia y del Banco Central Europeo, para que Grecia recibiera ayuda. Atenas acababa de reconocer que su déficit público no era del 3,7%. Superaría el 15%. Aceptó los rescates de “los países en peligro por la especulación” —Grecia, Portugal, Italia y España— porque “se comprometían a aplicar reformas”.
En Libertad, donde hace un repaso subjetivo de los últimos acontecimientos históricos, Merkel sí se pregunta si pudo haber hecho más por evitar el brexit o por combatir el cambio climático. La razón confesa de contar su vida es explicar una decisión: en septiembre de 2015 optó por no impedir el paso a decenas de miles de refugiados que llegaban desde Hungría hasta la frontera germana, consciente de que aquello fue “un antes y un después” en sus 16 años en el poder, y que se quedó bastante sola en ello. Si no lo hacía, Alemania “no era mi país”.
No es una frase baladí. Su procedencia de la República Democracia Alemana ha sido subrayada en muchas de sus decisiones. Nada apuntaba a que una niña a la que daba miedo saltar desde un trampolín, hija de un pastor protestante y que estudió Ciencias Físicas porque “ni siquiera la RDA podía tergiversar los hechos”, acabara siendo la mandamás de la Alemania unificada.
Libertad desprende emoción en todo lo que rodea la caída del muro de Berlín y la reunificación alemana, y refleja la importancia de la química personal en las relaciones diplomáticas. Algunas anécdotas con Vladimir Putin dan fe de ello.
Medidas drásticas por el clima
No podemos postergar decisiones imprescindibles para emprender una verdadera transición energética
El gran apagón de abril pasado parece poner sobre la mesa el alcance y las posibilidades de una transición energética real. Coincidiendo en el tiempo, la aparición del nuevo libro del historiador francés Jean-Baptiste Fressoz incorpora al debate una interesante y no exenta de polémica noción de transición energética. Su tesis es que este concepto ha adquirido estatus de “dogma”, en el que Gobiernos, empresas, ONG e, incluso, académicos se aferran al relato de una historia energética compuesta por etapas sucesivas: la madera, el carbón, el petróleo y, ahora, las renovables.
El libro intenta desmontar esa narrativa transicional, tan aceptada incluso por expertos críticos como Vaclav Smil, autor de Energy and Civilization y figura clave en el análisis energético global. Fressoz va más allá. Según él, esa historia es falsa y peligrosa: “El objetivo de este libro no es decir que la transición sea imposible... El objetivo es, más bien, revisar la historia para identificar los factores que conducen a la acumulación de energía: procesos simbióticos que aún están con nosotros y que no van a desaparecer”.
El autor demuestra que las sucesivas fuentes de energía no se han sustituido, sino sumado. La madera —que muchos daban por obsoleta— hoy proporciona más energía que la nuclear, la solar y la eólica juntas. En EE UU, Alemania y Asia, el consumo de carbón ha crecido. Europa aún quema 400 millones de toneladas al año, con Alemania como gran consumidor.
Uno de los factores que critica Fressoz es que el aumento constante del consumo dificulta la implantación de nuevos vectores energéticos. Denuncia el autor que muchos historiadores han reproducido sin pensar la idea de etapas tecnológicas como progreso lineal inevitable. La crítica no se limita al pasado. Fressoz pone en duda la narrativa actual de descarbonización, financiada por instituciones europeas, reproducida por escuelas de negocios y canonizada por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).
Proyectos concretos
La conclusión es inquietante, pero honesta: el problema no se resuelve solo con innovación y sustitución, sino con medidas drásticas. “El imperativo climático no exige una nueva transición energética, pero sí que llevemos a cabo voluntariamente una enorme amputación energética: deshacernos, en cuatro décadas, de más de tres cuartas partes de la energía mundial, aún derivada de combustibles fósiles”.
El libro, elogiado y premiado como uno de los mejores del año 2024 por The Economist y la Fondation de l’Écologie Politique, nos propone, en síntesis, una contradicción civilizatoria. El relato de más y más y más —título irónico de la edición inglesa— no puede continuar. No basta con cambiar las fuentes; hay que cambiar los fines y el modelo de consumo, no solo con ideología, sino con proyectos concretos. El relato tranquilizador vigente por el aumento de energías renovables no ha de postergar decisiones imprescindibles para enfrentamos al cambio climático.
El augurio de Keynes
¿Va a terminar la tecnología de verdad con el trabajo y con la lucha por la subsistencia?
Es el augurio que hace 95 años realizó John Maynard Keynes, uno de los economistas más influyentes del siglo XX y de lo que va de siglo XXI. Su temor era cómo manejarnos con la libertad del tiempo libre, si se daban ciertas premisas que no se han dado, por ejemplo, por la explosión de la demografía.
A partir de esta y otras reflexiones derivadas de las Perspectivas económicas para nuestros nietos de Keynes, el músico y y director de cine y televisión Rudy Gnutti formula cinco preguntas clave a una serie de personas expertas en distintos campos; entre ellas, la del principal biógrafo de Keynes, el también economista Robert Skidelsky, la antropóloga ecofeminista Yayo Herrero, la experta en inteligencia artificial (IA) Raffaella Folgieri, el físico nuclear Fernando Ferroni o el economista Daniel Raventós.
La polarización del trabajo y la creciente desigualdad obligan a preguntarse en qué medida y cómo puede reorientarse el terremoto tecnológico para que sirva al bienestar general.
Soluciones para la vivienda
La izquierda no tiene nada que hacer sin afrontar en serio el problema de la vivienda
Javier Burón, actual director gerente de la empresa pública de vivienda de Navarra, NASUVINSA, advierte de la "bomba de relojería" que supone el difícil acceso a al vivienda, deseada por inversores locales y foráneos en tanto que bien rentable.
En su libro, Burón no solo analiza las oportunidades perdidas para tener en España un parque fuera de la lógica del mercado —la desclasificación de millones de viviendas protegidas, que a su juicio no debe continuar, o la gestión del Estado rescatador de la banca—.
Rompiendo algunos tabúes —dice que no se considera ni Capuleto ni Montesco—, formula después multitud de propuestas para un problema multicausal en la que es central el papel de proveedores de vivienda social y asequible, y también la implicación de la generación boomer. Pese a admirar el modelo de Viena, vista la situación española la inspiración viene de Alemania.
Una de sus propuestas es crear un fondo estatal permanente que compre viviendas, además de aumentar la oferta vía construcción, pero selectiva. No será posible una política "sostenida en el tiempo" y "valiente" respecto al rentismo sin invertir más del 1% del PIB unos cuantos años.
La privatización de la Caixa
El cambio radical de una entidad profundamente social en un banco
El economista Joan Maria Solà Franquesa ha escrito un libro fundamental para comprender el cambio radical que ha experimentado la Caixa, la centenaria institución financiera más importante de Cataluña. Solà, que ha trabajado 40 años en la entidad, de la que ha sido director de su Servicio de Estudios, ha buceado en los archivos de la Caixa, el Banco de España, el Archivo General de la Administración y el Arxiu Nacional de Catalunya, para documentar una rigurosa historia de los hechos más relevantes que han marcado su adaptación “libre u obligada”, a lo largo de más de un siglo. La metamorfosi de "La Caixa", es una brillante síntesis histórica de una gran transformación: la de una caja de pensiones y ahorros nacida en 1902, que fue pionera en emplear una contabilidad moderna y la informática y un modelo de institución profundamente social al servicio de los ciudadanos para convertirse en un gran banco cuyos principales beneficiarios son hoy sus accionistas.
Sobre 'centennials'
Gutiérrez-Rubí indaga sobre una generación "menos feliz"
Unos cuantos jóvenes de entre 24 y 29 años opinan que Alvise Pérez "dice cosas sensatas" o que ha sido "silenciado porque sacaba cosas que no interesaba que se supieran". Es solo un atisbo de la profunda desafección política de la llamada Generación Z, la de los centennials nacidos entre 1995 y 2012, la que siempre ha vivido en crisis. La individualización gradual en el consumo de información se identifica como una de los factores que incide en sus nuevos comportamientos electorales y en su desencanto con la democracia.
Las entrevistas a dos grupos de jóvenes —en Barcelona y Madrid— de una generación especialmente fragmentada y diversa, en la que se combinan "ira más algoritmos" (expresión de Giuliano Da Empoli) forman parte de la indagación de Antoni Gutiérrez-Rubí y sus colaboradores de Ideograma, con el acierto de combinar con voces expertas en distintas áreas. Ojo a la creciente brecha de género, uno de sus principales hallazgos.
Penurias en el país de la abundancia
Un análisis de la pobreza en EE UU acompañado de ideas para erradicarla
Casi uno de cada nueve estadounidenses vive en la pobreza. Si los pobres de EE UU formasen un país, este tendría la misma población que Polonia o Perú. ¿Cómo es posible que tanta gente pase privaciones en la primera economía mundial? Es una pregunta que muchos nos hemos hecho a lo largo de nuestra vida y a la que Matthew Desmond, profesor de Sociología de la Universidad de Princeton, trata de responder en este libro.
El autor sabe de lo que habla. Criado en una familia de escasos recursos, estudió con becas y convivió con personas pobres antes de incorporarse a la clase media como profesor universitario. Desmond analiza las causas de la persistente pobreza en EE UU desde múltiples puntos de vista y también ofrece ideas para erradicarla. El problema, sostiene, no se resolverá hasta que la mayor parte de la ciudadanía estadounidense dé muestras de empatía hacia sus vecinos menos favorecidos. No bastará con que los responsables políticos cambien de actitud, sino que cada persona debe dejar de mirar hacia otro lado y convertirse en “abolicionista de la pobreza”.
Sorprende el optimismo con que Desmond vislumbra el futuro, teniendo en cuenta que los votantes eligieron hace escasos meses a un presidente que no tiene precisamente en un lugar preferente de su agenda el apoyo a los más necesitados. El autor subraya que está empezando a gestarse un movimiento de masas en favor de más justicia social y de una vivienda digna, integrado por sindicatos, asociaciones de inquilinos y movimientos por la igualdad racial, todos ellos comprometidos con la erradicación de la pobreza. Y está convencido de que la mayoría de la ciudadanía estadounidense es consciente de que la economía beneficia a los ricos y perjudica a los pobres, y que los ricos no pagan los impuestos que les corresponden. Haciendo referencia al lema de Donald Trump Make America Great Again (hacer grande a EE UU de nuevo), Desmond afirma que la pobreza es “una miseria y una vergüenza nacional que desmiente cualquier pretensión de grandeza”.
Cooperativas de las clases trabajadoras
Un libro en cuatro lenguas sobre el arraigo popular de la autogestión
Este libro es una auténtica rareza: reúne en un mismo volumen investigaciones muy distintas sobre la apuesta de sectores importantes de las clases populares por modelos económicos autogestionados —cooperativismo, asociacionismo, etc.—, y lo hace, además, en cuatro lenguas, manteniendo las versiones originales en castellano, catalán, francés y portugués como forma de subrayar el respeto a la diversidad sin que ello suponga un obstáculo insalvable.
En el origen de esta aventura está un grupo de investigación de la Universitat Rovira i Virgili, que han puesto el foco en las experiencias de economía social impulsadas por los trabajadores, una trabazón de gran carga política y simbólica que no siempre se conoce como debería ni siquiera en la izquierda.