Banco de Alimentos ¿Combatir el hambre con las sobras? // Un lavado de cara
Banco de alimentos: Aparentemente, quienes consumimos somos responsables del desperdicio alimentario. Esto no es exactamente así.
Banco de alimentos: Aparentemente, quienes consumimos somos responsables del desperdicio alimentario. Esto no es exactamente así.
Banco de Alimentos ¿Combatir el hambre con las sobras? X. Montagut. J. Gascón Icaria, 2016 87 páginas. Precio: 9 € |
A veces, lo aparentemente bueno puede producir el efecto contrario del que busca. Esta es la premisa que los autores toman para hacer una crítica al Banco de Alimentos, que tildan de “lavado de cara” de empresas, y un sistema, que produce lo que en teoría combate.
Los autores buscan, primero, en el sistema agroindustrial que produce el hambre (aunque sus impulsores dicen que lo combate) y que pone en manos de grandes transnacionales la tierra y la producción de alimentos. Cuenta cómo ese sistema, con las grandes superficies de compra como principales canales de distribución, son responsables de la mayor parte del desperdicio alimentario, desde la cosecha, la pérdida en el transporte y el desecho de frutas o verduras “imperfectas”.
Una aclaración importante, que dan al final del libro, es que los impulsores del Banco de Alimentos son los mismos dueños de esas grandes superficies y esas pocas corporaciones de la industria alimentaria.
Los grandes supermercados forman parte del Banco de Alimentos y movilizan a 20.000 personas voluntarias que piden en la puerta del supermercado que la gente compre más para donar. Esos mismos establecimientos tiran a la basura una buena parte de la producción, ya sea porque no quieren mostrar la fruta o verdura con defectos, o porque tiran lo que está a punto de caducar y lo que tiene vencida la “fecha de consumo preferente” (algo distinto que la fecha de caducidad: los productos no están en proceso de pudrirse, sino que comienzan a perder propiedades vitamínicas). Además, la mayor parte de lo que da el Banco de Alimentos, procede de subvenciones de la UE, que se podrían dedicar a otras acciones.
Los autores recomiendan, como políticas públicas, huertos comunitarios y otro tipo de trabajo donde la gente pobre pueda participar en su mejora, en vez de recibir pasivamente y deprimirse.
Salvar los medios de comunicación // Cómo financiar el periodismo
Periodismo: Una propuesta para blindar la independencia de los medios.
Periodismo: Una propuesta para blindar la independencia de los medios.
Salvar los medios de comunicación Julia Cagé Anagrama, 2016 137 páginas Precio: 14,90 € |
La crisis ha dejado a los medios de comunicación en los huesos y esta pésima noticia trasciende a los periodistas en la medida en que los Estados liberales necesitan una prensa vibrante que controle al poder para ser dignos de este nombre. Los periodistas llevan años enzarzados en el pulso papel-digital, cuando lo relevante es cómo tener medios rentables que impulsen el periodismo independiente, sea en el formato que sea. El libro de Julia Cagé resitúa el debate hacia este aspecto crucial, ahora que es evidente que la utopía digital garantiza la creación de medios pero no su solvencia económica (al margen de los anunciantes del Ibex) y que la filantropía difícilmente puede ser una buena alternativa: ¿el Cuarto Poder a merced de la buena voluntad de un rico? Cagé sugiere una fórmula interesante —la “sociedad de comunicación sin ánimo de lucro”—, que debería servir al menos para abrir el debate en serio.
Rutas sin mapa // Transición y peligro ‘ecofascista’ a la vista
Poscapitalismo: Con un horizonte temporal límite para la acción colectiva, el Premio Catarata de Ensayo pide abrazar la imperativa transición socioecológica. Un camino con riesgos, como el ecofascismo.
Poscapitalismo: Con un horizonte temporal límite para la acción colectiva, el Premio Catarata de Ensayo pide abrazar la imperativa transición socioecológica. Un camino con riesgos, como el ecofascismo.
He aquí la descripción de nuestro actual delirio consumista, en pleno colapso capitalista, en palabras de Emilio Santiago Muíño en Rutas sin mapa: “Una sociedad que considera un derecho adquirido comer langostinos en Navidad o irse un fin de semana a Londres a ver un concierto, una sociedad que protesta porque se reduce en 10 km por hora el límite de velocidad en autopista es una sociedad muy poco preparada humanamente para la escasez que nos viene encima”.
El autor propone un salto al ecosocialismo libertario que logre encontrar “una aventura excitante” en una vida marcada por la austeridad en el consumo de energía y materiales. El libro admite la dificultad de entusiasmar con propuestas de corte decrecionista, pero desde lo que autodenomina “pragmatismo utópico” celebra la búsqueda de nuevas formas de riqueza (cooperativismo, autogestión de la comunidad, bancos de tiempo, monedas sociales) y una aspiración a la abundancia en tiempo, en relaciones sociales y en vidas con sentido.
Rutas sin mapa Emilio Santiago Muíño Catarata, 2016 143 páginas Precio: 15 € |
El peligro del ecofascismo al que alude este joven antropólogo en su libro se dibuja en más de un sentido. De entrada, enganchadas como están nuestras vidas al sobreconsumo y la energía sucia y barata, no hay que descartar que hagamos cualquier cosa para no renunciar a ellas y que acabemos en islas superprotegidas donde el despilfarro siga siendo posible a costa de la favelización del resto del mundo. Otra derivada posible sería una pelea brutal entre Estados competidores cuyas élites diesen un golpe para controlar los últimos recursos del planeta y cuya economía se encontrara forzosamente intervenida.
Emilio Santiago Muíño alerta del expandido analfabetismo ecológico existente, y no salva precisamente a los partidos, tampoco a los de izquierdas, de no efectuar grandes esfuerzos por hacer más evidente ante la opinión pública la gravedad del problema ni advertir sobre la necesidad de avanzar hacia un nuevo patrón civilizatorio basado en una economía altamente socializada regida por principios cooperativos.
Una advertencia que atraviesa el libro es la trampa en la que debería evitar caer el poscapitalismo del siglo XXI: la de la megamáquina (por citar la idea de Mumford, que a lude a sociedades sin capacidad de ser dueñas de sus actos, sin resquicios de libertad) sin posible autocrítica en la que incurrió el socialismo en el siglo XX. Rutas sin mapa, un libro breve de contenido enorme, traza, en efecto, numerosas rutas, no tanto para salvar el planeta como para salvarnos a nosotros mismos y a las criaturas vivas que nos acompañan.
Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro // Poscapitalismo: ¿Una utopía1?
Paul Mason, articulista frecuente en The Guardian, ha escrito un libro fascinante y necesario. Pero a la vez, fallido.
Paul Mason, articulista frecuente en The Guardian, ha escrito un libro fascinante y necesario. Pero a la vez, fallido.
La tesis central del libro, con la que muchos lectores estarán de acuerdo, es que el capitalismo ya ha dado de sí lo mejor que puede dar. Es, pues, el momento de buscarle un sustituto. Para Mason, este no sería el comunismo, como Karl Marx había pronosticado, sino lo que el autor bautiza como “poscapitalismo”.
Mason describe de forma atractiva y comprensible el porqué de su diagnóstico (los límites del capitalismo) y los qués de un futuro alternativo (el poscapitalismo). Pero fracasa al esbozar una propuesta de actuación; el libro se queda corto, y mucho, en cómo hacer realidad el futuro que dibuja.
Postcapitalismo. Hacia un nuevo futuro Paul Mason Paidós, 2016 432 páginas. Precio: 23,50 € |
El autor señala correctamente que la expansión del uso de las tecnologías de la información y de sus prestaciones pone en cuestión muchos de los mecanismos de mercado de una economía menos informacionalizada. Menciona ejemplos bien conocidos. Abundan plataformas que, gracias a la aportación de millones de usuarios, permiten acceder de forma gratuita a todo tipo de contenidos que antes tenían un precio. Otros mecanismos de colaboración permiten producir y ofrecer también de forma gratuita productos (como Wikipedia o el software libre) con cualidades comparables o mejores que los tradicionales. Proliferan, además, plataformas de consumo colaborativo mediante las cuales los individuos intercambian el acceso a todo tipo de bienes, desde apartamentos hasta vehículos, no siempre por un precio.
El uso extensivo de las tecnologías afecta también a la organización del trabajo. Hay una evidencia clara de que la doctrina y las prácticas de la economía neoliberal han propiciado que los réditos de los aumentos de productividad asociados a mejoras en los mecanismos de producción han revertido más en beneficios para el capital que para los trabajadores.
A pesar de ello, y a diferencia de lo acontecido en otras etapas de discontinuidad tecnológica, la erosión de las condiciones laborales no ha encontrado una resistencia comparable por parte de las organizaciones de los trabajadores. La afiliación y la influencia de los sindicatos disminuye en los países avanzados, en una tendencia que hoy por hoy parece imparable. Más bien al contrario, el sistema propone, cuando no impone, el arquetipo del emprendedor, al que responsabiliza de generar un trabajo que el propio sistema no ofrece, al tiempo que ensalza el ideal de un trabajo autónomo, con clientes en lugar de jefes, que permitiría a cada cual organizar a su gusto su tiempo y su actividad. Más aún en una época en que muchos los medios de producción informacionales (desde los ordenadores hasta los robots, pasando por las impresoras 3D) están cada vez más al alcance de cualquiera con la preparación suficiente para utilizarlos.
En sus (pocos) 250 años de historia, el capitalismo ha sobrevivido a base de crear nuevos mercados, nuevas necesidades y puestos de trabajo lo suficientemente bien pagados para generar una demanda acorde. Este esquema parece haberse agotado. Los mercados financieros procesan cada día miles de millones de euros que prefieren invertir en productos financieros más que en modos de producción. La automatización reduce a la vez tanto los costes de muchos productos y servicios como la mano (o el cerebro) de obra necesaria para producirlos. Las plataformas colaborativas incentivan el crecimiento de producción y consumo al margen de los mecanismos convencionales de mercado. Resulta plausible que, como argumenta el autor, sea necesario un poscapitalismo que sustituya a un capitalismo neoliberal que no se puede ya adaptar al cambio tecnológico.
UN AUTOR OPTIMISTA: En las redes sociales se ve que el nuevo individuo educado y conectado creado por el 'infocapitalismo' demuestra más la indignación contra algo que la pericia para construir un nuevo orden social
Pero a partir de ahí el autor se encalla. Apunta a que el infocapitalismo ha creado un nuevo potencial agente de cambio: el individuo educado y conectado, que no se resignará a la oferta de estancamiento económico y al aumento de la desigualdad que el sistema parece limitado a ofrecer. Un individuo que buscará, pues, alternativas a través de la colaboración entre iguales, al margen de las jerarquías y los mecanismos de mercado convencionales.
Me temo, sin embargo, que el autor peca ahí de optimismo. Es legítimo que proponga una utopía, porque las ciudades y mansiones con las que sueña la gente son aquellas que finalmente habita (Lewis Mumford). Pero, como se observa en las redes sociales, este individuo educado y conectado que habría de ser el arquitecto y constructor del futuro se comporta también con un individualismo (y/o narcisismo) desmesurado. Y a menudo, cuando se organiza en un movimiento en red, demuestra más la indignación contra algo, que se agota en sí misma, que la pericia necesaria para construir los mimbres un nuevo orden social.
Hay por ello quien argumenta que el libro de Mason muestra, más que los límites del capitalismo, los de las políticas de la nueva y vieja izquierda. Es cruel, pero no del todo falso.
¿Es posible un mundo sin bancos? La revolución de las finanzas éticas y solidarias // Otra banca ya existe
Una guía alternativa al mundo de la banca.
Una guía alternativa al mundo de la banca.
El economista valenciano Joan Ramon Sanchis se plantea en su último libro si es posible un mundo sin bancos. Su respuesta quizá decepcione a quienes aspiran a un mundo radicalmente distinto porque concluye que no, que los bancos son necesarios para que funcione nuestra sociedad. Eso sí, tienen que ser distintos. Ya lo da a entender en el subtítulo: ‘La revolución de las finanzas éticas’.
¿Es posible un mundo sin bancos? La revolución de las finanzas éticas y solidarias J. R. Sanchis Palacio El Viejo Topo, 2016 215 páginas. 17 €. |
Este doctor en Economía de Empresa recorre en el libro un sistema financiero que requiere un cambio urgente. “En ellos nos va la vida”, llega a decir. Contradice a quienes defienden que los bancos tienen que ser grandes para ser solventes y a quienes consideran que la gestión pública es más ineficiente que la privada. Lamenta que se haya desarticulado la banca de proximidad y el entramado de cajas de ahorro con la excusa de la crisis económica, mientras que otros países, como Alemania, siguen apostando por ese tipo de entidades financieras.
El director del instituto sobre economía social IUDESCOOP no da por perdida la batalla por un nuevo modo de relacionar ciudadanos y dinero. Y confía en el empoderamiento de la sociedad civil y en las finanzas éticas y cooperativas para hacer hincar la rodilla a los que imponen los criterios neoliberales en la marcha económica y social.
En los últimos años todo parece jugar a favor de la gran banca, con la mayoría de políticos entregados, pero Sanchis es optimista: “La revolución silenciosa de las finanzas éticas, sociales y solidarias ha comenzado”.
“D’un temps...” // Una lucha inacabada
Crónica de la resistencia antifascista en España.
“D’un temps...” Pasqual Moreno Torregrosa L’Eixam Edicions, 2014 192 páginas. Precio: 15 €. |
Crónica de la resistencia antifascista en España.
La historia de los últimos años de la dictadura tiene todavía muchos capítulos por escribir. Pasqual Moreno Torregrosa, doctor ingeniero agrónomo, reivindica la lucha de los jóvenes antifranquistas que entregaron sus mejores años para construir una sociedad más justa, más igualitaria y más democrática.
Moreno habla con conocimiento de causa por su mili-tancia en Nova Germania, el Partido Comunista de España (marxista-leninista) y del FRAP, en el País Valencià. Pero su relato se extiende a todos los jóvenes que se rebelaron, con independencia del partido. El autor describe la prolongación de su combate en el exilio, sus vivencias con los viejos republicanos y lamenta que muchos de sus ideales se abandonaron en la Transición y cree que hay que seguir defendiéndolos.
España 2030: gobernar el futuro // Hoja de ruta hacia el crecimiento
Dejar atrás la austeridad para construir el futuro.
Dejar atrás la austeridad para construir el futuro.
Economistas Frente a la Crisis es una de las plataformas surgidas en los últimos años para explorar vías de salida a la austeridad imperante en Europa. Uno de sus miembros más activos, José Moisés Martín Carretero, esboza en este trabajo cuáles deben ser los pilares de una estrategia de crecimiento a 15 años vista para avanzar hacia una España más próspera, democrática, sostenible e igualitaria.
España 2030: gobernar el futuro José Moisés Martín Carretero Deusto, 2016 283 páginas. Precio: 17,95 €. |
En opinión del autor, el sector público debe desempeñar un papel central en la dirección de los asuntos económicos, pero la gestión del cambio debe implicar también al sector privado, necesitado de una mayor capacidad de arriesgar y de una visión más puesta en el largo plazo que en el beneficio del próximo trimestre. Europa, afirma Martín Carretero, necesita un plan de inversiones que dinamicen la economía generando demanda y crecimiento, a corto plazo, y fortaleciendo las condiciones para mejorar la productividad y la oferta agregada a largo plazo. Se necesitará mucho dinero, reconoce el autor, para aumentar el gasto en I + D educación, infraestructuras y reformas de la Administración.
La necesidad de un consenso está presente en varias fases del libro. “Estamos demasiado acostumbrados a confrontar, pero se trata de trascender, de superar desencuentros y construir amplias mayorías para avanzar”, escribe Martín Carretero, quien concluye con un llamamiento a quienes, como él, crecieron en los primeros años de la democracia. A la Generación X, afirma el autor, “le toca ser generosa con el futuro, dejar de repetir que ellos sí vieron la bola de cristal y ponerse manos a la obra”.
La construcción europea al servicio de los mercados financieros // Europa, secuestrada
Antes el capital que las personas.
Antes el capital que las personas.
La construcción europea al servicio de los mercados financieros Fátima Martín Gómez de Carvallo y Jerôme Duval Icaria, 2016 94 páginas /Precio: 9€ |
El proyecto europeo, afirman los autores, está viciado desde su inicio y ha sido secuestrado por las multinacionales y el mundo financiero, que han aprovechado la crisis para consolidar sus privilegios en detrimento de la salud democrática de la Unión. Esta es una durísima crónica de todo el proceso de integración continental, desde la creación de la Comunidad Económica del Carbón y del Acero (CECA), en 1951, hasta las actuales negociaciones secretas del tratado de libre comercio con Estados Unidos, pasando por los tratados de Maastricht y Lisboa, la creación del Banco Central Europeo y los rescates a los países del sur a cargo de la Troika.
El libro comienza ofreciendo un dato elocuente: de los 650 lobbistas que había en Bruselas a mediados de los años ochenta se ha pasado a 30.000. Según los autores, no hace falta presionar demasiado a los miembros de la Comisión Europea, puesto que éstos ya pertenecen a la misma red de intereses que las grandes corporaciones.
La muerte de la clase liberal // ¿Liberalismo totalitario?
Un ex redactor del ‘New York Times’ trata de sacudir la conciencia de los ‘progres’.
Un ex redactor del ‘New York Times’ trata de sacudir la conciencia de los ‘progres’.
La muerte de la clase liberal Chris Hedges Capitán Swing, 2015 304 páginas Precio: 20 € |
Sobre el papel, liberalismo y totalitarismo no pueden ser palabras más opuestas: la una excluye a la otra. Pero en España sabemos bien el uso deforme que puede llegar a darse al concepto de liberal: algunos de los que más alardean de liberales, sobre todo en la derecha, lo son realmente muy poco o nada: promueven empresarios modelo que viven de la subvención, de concesiones públicas monopolísticas o de monopolios privados amparados en legislaciones antiliberales; construyen redes clientelares; nombran para los organismos públicos de control y para la judicatura a amiguetes con el carné del partido y convierten a los medios de comunicación públicos en altavoces de propaganda.
El triste resultado es que nuestros liberales tienen a menudo poco que ver con el liberalismo teórico. Este libro de Chris Hedges, ex periodista de The New York Times y premio Pulitzer, va un paso más allá: sus liberales tampoco tienen demasiado que ver con las prácticas liberales y esto es bastante más preocupante porque los suyos son los estadounidenses. Poca broma, pues.
Los liberales, en EE UU, son lo que en Europa llamaríamos progres: los que están convencidos de poder mejorar sustancialmente el mundo desde dentro del sistema liberal. Desde el Gobierno, desde los sindicatos mayoritarios, desde los medios de comunicación de referencia... Hedges lo precisa con una cita de Norman Finkelstein: “Significa creer en el Estado de derecho, creer en las instituciones internacionales, creer en los derechos humanos”.
Pues bien: en opinión de Hedges, todo esto se ha convertido en una ensoñación porque las élites del capitalismo global han ido estrechando los márgenes para la crítica y la disidencia y han convertido el liberalismo en una palabra vacía al servicio de la plutocracia. En esta situación, los progres o liberales en sentido anglosajón —desde Barack Obama hasta José Luis Rodríguez Zapatero— no serían ya la esperanza para un mundo mejor, sino el principal obstáculo.
El mundo que describe el autor se asemeja al totalitarismo orwelliano con apariencia de libertad y no es casual que se abra con una cita del escitor: “Cualquiera que cuestione la ortodoxia imperante se encontrará silenciado con sorprendente eficacia”. Todo el libro trata de explicar por qué, desde el conocimiento desde dentro que supone haber sido reportero estrella de The New York Times y haber quedado muy marcado por la guerra de Irak.
No hace falta compartir sus conclusiones, desoladoras y a veces una reminiscencia de las viejas diatribas izquierdistas contra los “renegados” socialdemócratas, para valorar el libro: merece ser debatido a fondo.
Economistas, políticos y otros animales // Los animales del ex gobernador
El ex gobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez da lecciones a diestro y siniestro sobre la forma de hacer política en España en un libro que no destaca por su autocrítica.
El ex gobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez da lecciones a diestro y siniestro sobre la forma de hacer política en España en un libro que no destaca por su autocrítica.
Para Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), que con Economistas, políticos y otros animales rompe cuatro años de silencio tras su salida del supervisor, la economía es una ciencia y, aunque unos economistas puedan discrepar de otros en algunas cuestiones, están de acuerdo en lo fundamental. Y lo fundamental que todos deberíamos saber es que unas indemnizaciones elevadas por despido perjudican el empleo; que un salario mínimo, y más si no es muy moderado, es también un factor perturbador para acabar con el paro; y que el sistema de pensiones y la introducción del factor de sostenibilidad, es el modo de permitir que “nuestros hijos puedan cobrar sus pensiones sin problemas”.
Economistas, políticos y otros animales Miguel Á. Fernández Ordóñez Península, 2016 248 páginas. Precio: 18,90 €. |
Es más: el conocimiento de los expertos, que el también ex secretario de Estado de Hacienda echa en falta en los debates políticos y en los medios de comunicación, debe aplicarse “para reducir las alternativas” y acabar con las “chapuzas” y “ocurrencias” que abundan entre una clase política que, afirma, “no está a la altura” de sus empresarios y profesionales. Lo que habría que conseguir es “que los ciudadanos estuvieran de acuerdo con las reformas”, porque en caso contrario no se podrán llevar a cabo y, en su opinión y en la de la corriente mayoritaria de las instituciones comunitarias y el Fondo Monetario Internacional (FMI), es lo que nos convendría. Acercarnos a países más avanzados, como Reino Unido o los nórdicos, insiste. La tarea por delante es, pues, “ilustrar” nuestra democracia con más conocimiento y debate antes de que se promulguen leyes, para evitar, pone como ejemplo, leyes de la dependencia o inversiones en infraestructuras sin planificación suficiente.
MAFO reitera en varias ocasiones que su objetivo es criticar cómo se hacen las cosas más allá del qué, el supuesto retroceso en los procedimientos que se está produciendo en España, de la mano de un sectarismo y un populismo al alza. Sin embargo, por el camino dispara con bala. A políticos, académicos, periodistas, sindicatos, patronales, oligopolios...
El principal blanco de sus críticas es el ministro de Economía, Luis de Guindos, de quien dice que, “ignorando al Banco de España, intentó resolver él solo la segunda reestructuración de Bankia”. El ex gobernador y supervisor en general fue objeto de una “campaña de desprestigio” que “se le ocurrió” a un recién llegado Ejecutivo del Partido Popular, en 2012, para acallar eventuales críticas internas cuando la confianza de los mercados “se derrumbó”. En su relato de la crisis, la culpa la tuvo la alarma sobre el déficit público que disparó el Ejecutivo de Mariano Rajoy al llegar al poder, su retraso en la presentación de sus primeros presupuestos para esperar a las elecciones autonómicas andaluzas y el “disparatado” manejo de la crisis bancaria. El Ejecutivo sostuvo que no inyectaría un solo euro público para salvar bancos y también que el problema era de falta de provisiones, no que fuera necesaria una recapitalización.
En definitiva, el ex gobernador no llega a acusar explícitamente al PP de haber provocado el rescate con su actitud, pero casi.
CONVENCER MAFO, que alienta a seguir con la reforma laboral, responsalbiliza al Gobierno del PP de la desconfianza hacia España generada en los mercados en 2012 y le culpa de provocar el rescate financiero
MAFO saca pecho con la política de provisiones “puntera” que aplicó el Banco de España, para el que reclama poder contar con “instrumentos propios de supervisión que le permita la corrección temprana de los problemas” y no limitarse a hacer de bombero con último recurso como la intervención de una entidad. El supervisor hizo lo que pudo y le tocaba por ley, apunta, aunque la ley es su verdad, pese a que los instrumentos de que disponía fueran, simplemente, “obsoletos”.
Así que el ex gobernador omite cualquier autocrítica sobre el papel del Banco de España mientras se hinchaba la burbuja inmobiliaria y crediticia, y sobre los problemas observados por algunos inspectores, o sobre cómo la crisis de Bankia le estalló en las manos después de que Rodrigo Rato hubiera presentado un último plan para que la entidad levantara cabeza y de haber bendecido la salida a Bolsa de la antigua Caja Madrid y las cajas satélites con las que finalmente se fusionó. Eso no se toca. Fernández Ordóñez justifica su actuación, que admite lenta, porque en las cajas podía meter baza todo el mundo (comunidades autónomas, sindicatos, gestores) y, ante la opción por una solución prioritariamente privada, “se requería “convencer”. Por cierto, no excluye que se necesite aumentar el capital de la banca “si la economía empeorara”.
De lo que más habla MAFO en su libro es del paro masivo y la baja productividad del país, primer problema sobre el que el Parlamento “no ha debatido lo suficiente”. La receta: más flexibilidad, sin la que, insiste, no habrá seguridad. Modelo danés, modelo holandés, verdades fundamentales.