Vivir mejor en la ciudad
Ideas para hacer más habitables las grandes urbes
Las ciudades generan la mayor parte de los gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, sufren ya los peores efectos del cambio climático. En este libro, publicado por Capitán Swing 10 años después de su aparición en EE UU, el urbanista canadiense Charles Montgomery explica cómo las ciudades han fracasado a la hora proporcionar salud y felicidad a unos habitantes que afrontan cada vez más trabas para disfrutar de su tiempo y mantener el contacto con la familia, los amigos y los vecinos.
Es imperioso transformar las ciudades no solo para eludir los peores efectos del calentamiento global, sino para ser más felices, sostiene Montgomery, que se apoya en las ideas del exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, célebre por su cruzada contra el coche privado y la construcción de carriles bici, parques y bibliotecas. Para el autor, aún es posible dejar atrás la ciudad del siglo XX, orientada al tráfico rodado y rendida a la industria inmobiliaria, para construir espacios donde caminar, observar la naturaleza, jugar, aprender y relacionarnos, en suma, lugares para vivir mejor.
Medio siglo de neoliberalismo
Análisis coral sobre los estragos del modelo hegemónico y sus alternativas
El Observatorio DESC ha reunido a 35 autores para analizar, como indica el subtítulo de este libro, 50 años de neoliberalismo crisis a crisis. El observatorio lleva un cuarto de siglo promoviendo y defendiendo los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, y este trabajo se enmarca en su voluntad de “contribuir al análisis, debate y reflexión sobre las causas estructurales de las desigualdades, las vulneraciones de derechos y la hipermercantilización derivada de las prácticas políticas y económicas hegemónicas en los últimos tiempos”.
Las cerca de 400 páginas del libro, publicado en catalán, invitan al lector a conocer las tropelías causadas por el neoliberalismo en cuatro ámbitos —laboral, naturaleza y alimentación, salud y cuidados y contra el propio Estado— y sus alternativas. El neoliberalismo ha sufrido muchas crisis, pero se resiste a renunciar a su influencia en nuestro sistema y nuestras vidas.
Cloacas al servicio del poder
Una investigación documenta los esfuerzos del Estado para controlar los daños del ‘caso Villarejo’
A menudo, se han presentado las tropelías del comisario José Manuel Villarejo y las famosas cloacas como los desmanes de incontrolados que se mueven por el beneficio propio. Y es así, pero con un matiz nada menor: durante décadas han servido también a intereses ilegítimos de los principales poderes institucionales y económicos del país.
Esta conclusión queda muy bien asentada en este libro fundamental del experimentado periodista Ernesto Ekaizer, que documenta no solo las tropelías del hatajo de policías corruptos, sino sobre todo la reacción del Estado para controlar los daños y sepultar la verdad. Ojo: no se trata de una institución u otra, sino del Estado en su conjunto: el partido en el Gobierno (el PP), que usaba él mismo las cloacas para burlar a la justicia; la Fiscalía General, que ya con el PSOE en el Gobierno logró sacar de en medio al indomable fiscal Ignacio Stampa; los jueces instructores de la causa, que embebidos de razones de Estado han recorrido vías tortuosas que implicaban dejarla en la mínima expresión e incluso reinventarla para dirigirla increíblemente contra Podemos; los grandes poderes económicos, que tras utilizar estos servicios especiales para sus propios intereses aportan los mejores bufetes para descafeinarlo; los servicios secretos y sus tentáculos mediático-judiciales, movilizados para proteger al rey emérito y matar la investigación, etc.
Toda esta práctica de Estado para llegar a ninguna parte queda sólidamente acreditada por el torrente de datos que aporta Ekaizer, con un estilo trepidante y de thriller. Las conclusiones son deprimentes, pero, al menos, ya no pueden ignorarse, por mucho que parezca este el objetivo del silencio mediático alrededor de un libro imprescindible para entender la España del siglo XXI.
El orden neoliberal está roto
Tras tres décadas de dominio que empezó con Reagan y Thatcher, el neoliberalismo explosionó con la crisis de 2008
El historiador estadounidense Gary Gerstle proporciona en su último libro las claves que revelan la inviabilidad del modelo económico neoliberal, un sistema impulsado por los conservadores Ronald Reagan y Margaret Thatcher, pero que también recibió el apoyo del presidente demócrata Bill Clinton.
Gerstle realiza un sugerente recorrido que pone al desnudo las miserias que ha producido la religión del libre mercado llevado a sus extremos. La Gran Recesión evidenció que los excesos de las finanzas condujeron a la quiebra de numerosos bancos y a la ruina de millones de familias que precisaron la intervención del Estado para evitar un cataclismo total.
El relato de Gerstle subraya la relevancia de las rebeliones de los perjudicados del capitalismo extremo como Occupy Wall Street y las protestas de las comunidades negras en EE UU como el Black Lives Matter (las vidas negras importan). Al mismo tiempo, destaca la aparición de un potente pensamiento económico alternativo, simbolizado por el francés Thomas Piketty con su influyente libro El capital del siglo XXI, (2013).
Pero quizá el golpe más contundente al neoliberalismo lo proporcionó la victoria electoral de Joe Biden en 2020, que comportó la vuelta a la masiva intervención pública para gestionar la economía.
La incompetencia de Donald Trump la padecieron incluso los republicanos de clase media. El orden neoliberal que había priorizado el libre mercado mundial había dejado rezagadas a muchas personas. “La labor de Trump desmontando el orden neoliberal había insuflado en otros, incluida a una izquierda renacida, esperanzas en que el futuro político que anhelaban para EE UU pudiera estar a su alcance”, afirma Gerstle.
A diferencia de Trump, Biden empatizó con los padecimientos de los millones de estadounidenses que sufrieron la pandemia. Su propuesta no fue solo retórica. Significó un punto de inflexión por la puesta en práctica de decididas políticas “de calado en una cantidad y ambición que rivalizaban con las propuestas de Franklin Roosevelt”, según Gerstle. Estas iniciativas incluyeron masivas campañas de vacunación; un colosal plan de rescate de 1,9 billones de dólares para ayudar a personas y empresas a sobrevivir al colapso de la pandemia; un plan de un billón de dólares para asegurar las infraestructuras físicas y otro de 1,75 billones de dólares para mejoras sociales.
Biden tuvo la audacia de integrar a amplios sectores de la izquierda mediante grupos de trabajo conjuntos con expertos del senador progresista Bernie Sanders. Esto significó la incorporación de intelectuales como Darrick Hamilton y Stephanie Kelton y la comprometida académica de Harvard y senadora Elizabeth Warren. A pesar de estos cambios sustanciales, el autor considera que vestigios del orden neoliberal permanecerá con nosotros durante años. De todas formas, concluye: “El orden neoliberal en sí está roto”.
Memorias de un ecologista sin saberlo
El periodista Carlos Fresneda destila los recuerdos de Joan Carulla, el centenario 'abuelo de los tejados verdes'
Detrás de un tejado repleto de tomates, patatas, parras e higueras, con sistemas para recoger el agua de lluvia y compostaje a partir de la comida del súper, se esconde toda una filosofía de vida. Joan Carulla, el payés urbano que no quiso renunciar al contacto con sus plantas y que en 1953 creó su primer huerto urbano en Barcelona, desgrana la suya a lo largo de una vida, coincidiendo con su 100 aniversario.
Ecologista pionero seguramente sin saberlo, Carulla escribió siempre desde pequeño, tecleando su vieja Olivetti entre trayecto y trayecto en su amada bicicleta. Carlos Fresneda ha puesto orden en este libro a esas "virutas de memoria", reflejo de la evolución social y hasta política de un siglo.
Tras vivir la Guerra Civil, el pacifismo y la idea de la reconciliación atraviesan el libro, lleno de sabias lecciones de vida y un auténtico manifiesto a favor de la naturaleza.
La cara B del 'Silicon Valley español'
Una investigación periodística desmitifica los ‘unicornios’ hispanos
La revolución tecnológica ha encumbrado a muchos empresarios que no se limitan a ganar dinero, sino que se han convertido en auténticos gurús y referentes merced a un relato oficial que suele pasar de puntillas por los efectos sociales que han provocado sus disrupciones.
Paula Solanas, joven periodista económica del diario Ara, analiza en este libro la historia de los cuatro grandes unicornios (startups que superan los 1.000 millones de valoración) del Silicon Valley español con hambre de conocer más allá del relato oficial edulcorado por grandes departamentos de mercadotecnia: Glovo, Cabify, Jobandtalent e Idealista.
Para ello, Solanas hace lo que se espera de una buena periodista: tomar distancia e investigar todos los ángulos de las historias corporativas y de las biografías personales de sus impulsores, analizar fríamente los datos, hablar con todo el mundo y, sobre todo, con los que están a pie de calle. El resultado es un retrato mucho menos halagador de unos supuestos referentes idolatrados, pero cuyas innovaciones, en algunos casos, distan mucho de estar claras. Más bien parecen dirigidas a laminar derechos en nombre de una modernidad que desvaloriza el trabajo.
Salir adelante gracias al apoyo mutuo
Cuando aparecen las crisis también surgen las redes de solidaridad
En todo el mundo, el ser humano funciona de manera similar. A pesar de los grandes llamados del capitalismo al sálvese quien pueda, la realidad es que en los momentos de crisis, como en la covid-19, hay un grupo, un porcentaje de la población, pequeño pero importante, que toma las riendas en pos del apoyo mutuo y la solidaridad. Muchas veces estas redes que se ponen en marcha salen adelante porque ya había una semilla previa, ONG, fundaciones institucionales y asociaciones de barrio. Otras son totalmente informales. Nacen en las escaleras de los pisos, en el bar del pueblo o en lugares de encuentro cotidiano.
En diferentes países , desde Brasil hasta España, pasando por Colombia o Argentina, incluidos en este libro, puede verse un análisis, que concluye que para los Estados es imprescindible contar con la solidaridad de la gente de a pie. Muchas veces, de hecho, ya los Estados cuentan con esas redes. Otras veces le dan la espalda.
Desconcierto progresista
Introspección a la búsqueda de las causas del declive
Josep Burgaya es historiador y profesor progresista, decano de la Facultad de Empresa y Comunicación de la Universitat de Vic. Pese al subtítulo —De la clase adscriptiva a la identidad electiva —, ha escrito un libro muy meditado y de lectura asequible para intentar descubrir el porqué de la pérdida de encanto social y electoral del progresismo. Burgaya detecta motivos para ello en el auge del populismo, el individualismo combinado con el gregarismo identitario, el miedo a perder calidad de vida y a caer en el escalafón social, la resistencia del capitalismo a dar su brazo a torcer y la inseguridad laboral y la desigualdad crecientes. Señala también la priorización de cuestiones culturales que atañen a colectivos minoritarios y la falta de respuestas realistas a los conflictos asociados a la elevada tasa de una inmigración a menudo culturalmente alejada de las tradiciones de la sociedad de acogida.
Contra la injusticia intergeneracional
¿Está la gente mayor siendo egoísta con los más jóvenes? El economista José Ignacio Conde-Ruiz cree que sí
Este libro plantea un debate que, a buen seguro, se intensificará a medida que se vaya jubilando el grueso de la generación del baby boom. Su tesis central es que el gasto público se destina preferentemente a las personas mayores —sobre todo a sus pensiones—, lo que apenas deja margen fiscal para financiar las políticas que más benefician a los jóvenes, como la educación, la vivienda y la lucha contra el cambio climático.
Sostiene Conde-Ruiz, catedrático de Economía de la Complutense y subdirector del think tank liberal Fedea, que el envejecimiento de la población reduce el peso de los jóvenes en las elecciones y, por tanto, su capacidad de influir en las decisiones de los políticos. Estos privilegian a las personas mayores, que no solo conforman la mayor parte del electorado, sino que se resisten a financiar con sus impuestos las políticas sociales.
Las pensiones, tema en el que Conde-Ruiz es experto, ocupan un espacio destacado en el libro. El autor, nacido en 1969, critica al Gobierno PSOE-Unidas Podemos por haber renunciado a adaptar el sistema al envejecimiento de la población al vincular la revalorización de las prestaciones a la inflación. Defiende, por el contrario, el llamado “factor de sostenibilidad” aprobado por el Ejecutivo de Mariano Rajoy en 2013 y que no llegó a entrar en vigor. En su opinión, lo más grave es el crecimiento de la deuda pública. “Estamos trasladando al futuro el pago de lo que estamos gastando hoy”, afirma el economista madrileño, quien también critica a la derecha por negarse subir los impuestos, aunque solo sea para reducir el déficit estructural.
Este trabajo, que incluye también propuestas en favor de la solidaridad intergeneracional, tiene un doble objetivo: convencer a los mayores de que muestren empatía hacia los jóvenes y que estos sean conscientes del “atraco” del que son víctimas. Está escrito en un lenguaje didáctico y comprensible gracias a la ayuda de Carlotta Conde Gasca, estudiante de Ciencias Físicas y perteneciente a la generación Z, que firma el libro junto a su padre.
Hacia un Núremberg climático
Razones para considerar que el calentamiento global es un genocidio y llevar a los responsables ante un tribunal
El economista hispanocanadiense David Lizoain es una de las voces más originales del panorama intelectual en España, con una combinación teórica y práctica insólita para alguien de apenas 40 años: formado en las prestigiosas Universidad de Harvard y en la London School of Economics, ha formado parte ya de los gabinetes de Presidencia de la Generalitat de Catalunya, con José Montilla, y de la Moncloa, con Pedro Sánchez, hasta muy recientemente.
Con este bagaje, que se acompaña de una mirada sagaz y abierta al mundo, siempre atenta a los grandes debates internacionales, Lizoain examina el gran reto que afronta la humanidad —el calentamiento global— y, a pesar de lo mucho que se ha escrito ya al respecto, es capaz de ofrecer una perspectiva original que nos abre una nueva senda que podría ser muy útil en los esfuerzos para evitar el cataclismo: sugiere considerar el cambio climático un genocidio, con millones de seres humanos que van a morir por ello — en realidad, muchos están muriendo ya—, con lo que urge identificar a los responsables y llevarlos ante un tribunal internacional inspirado en el de Núremberg, que juzgó a los jerarcas nazis tras la II Guerra Mundial.
No se trata de una boutade: tras recopilar todos los datos científicos disponibles hasta ahora y analizar las consecuencias para la vida en el planeta, el autor explica de forma muy sólida por qué, a tenor del derecho internacional, es posible considerar que estamos ante un crimen que, efectivamente, tiene las características de un genocidio. Y a partir de ahí, la lógica ya solo puede ir en una única dirección: llevar a sus responsables ante la justicia.
El autor repasa los grandes debates filosóficos que se sucedieron tras la II Guerra Mundial con figuras como Karl Jaspers y Hannah Arendt para distinguir entre niveles de responsabilidad y combatir la idea de que todos somos culpables por igual, que es la mejor forma de diluirla. En su opinión, muy razonada, los principales culpables son los ejecutivos y accionistas de referencia de las corporaciones más contaminantes y sus pares en la banca que financia sus acciones, que ya deberíamos ver como “criminales”. En un peldaño más abajo, pero con un alto nivel de responsabilidad que también les llevaría al banquillo de los acusados, estarían los gobernantes que opten por la inacción.
No va a ser fácil poner en pie un tribunal como este. Pero el solo hecho de que empiece a emerger como una posibilidad teórica con argumentos sólidos y técnicamente impecables como los que expone este libro ya debería ser motivo para que los responsables señalados empiecen a inquietarse y, con ello, a hacerse algunas preguntas: ya que no parecen visualizar los efectos de sus acciones para la vida de millones de personas, quizá les ayudará visualizarse ellos mismos ante un nuevo Tribunal de Núremberg.