Hemos salvado quizá el euro a costa de sacrificar Europa. La crisis no es financiera, fiscal o económica: es política. Sin crecimiento, la moneda no será creíble ni estable. El ajuste en el Sur no es posible socialmente sin una contribución expansiva del Norte.
Debemos buscar alternativas al mitificado modelo: su idea de progreso da prioridad a las máquinas y no sirve para nuestros retos socioeconómicos. Además, agranda las desigualdades.
Iniciativa. Identificar nuevas necesidades y responder a ellas: es el reto de la innovación social. Como ejemplo, La Petite Reine, una empresa de reparto ecológico que contrata a jóvenes sin empleo.
Es en los contextos de estabilidad macroeconómica cuando los bancos, los hogares y las empresas asumen más riesgos financieros. La crisis de 2007-2008 ilustra a la perfección esta paradoja.
Se publica, por fin, en España, su biografía canónica, que muestra su tesis de que el pensamiento radical en economía es el mejor antídoto contra los cambios radicales, de los que abominaba.
El crecimiento de los sueldos de los directivos provoca a menudo la indignación popular. Urge alinear la remuneración de los directivos con los beneficios de los propietarios. La manera más fácil de conseguirlo es a través de las opciones sobre acciones.
Los científicos estiman que la temperatura media del planeta aumenta a un ritmo sostenido y que las consecuencias de ese cambio climático son graves. Pese a ciertas reticencias, se consigue emprender políticas climáticas. Los escollos a evitar son numerosos.
A pesar de que la crisis aconsejaba exactamente lo contrario, el núcleo de la ortodoxia impuesta por la revolución conservadora dirige hoy la economía mundial.
Los 28 miembros de la Rochdale Equitable Pioneers Society fueron los impulsores de lo que actualmente es el movimiento cooperativo mundial, reunido en la Alianza Cooperativa Internacional