Queríamos salvar el planeta
Al poder hay que juzgarlo por lo que hace, no por lo que dice. Y lo mismo vale para cualquiera de nosotros: somos lo que hacemos.
Al poder hay que juzgarlo por lo que hace, no por lo que dice. Y lo mismo vale para cualquiera de nosotros: somos lo que hacemos.
Llevamos más de tres meses de guerra en territorio europeo. Otra vez, después de la Segunda Guerra Mundial y del horror en los Balcanes. Europa habla de valores y de paz en plena escalada. Contradicciones, división, dilemas. Sombras del pasado.
El 17 de mayo el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) emitió cuatro sentencias (dos de España, una de Italia y otra de Rumanía) que significan un salto cualitativo a favor de los derechos de los ciudadanos.
A veces creemos hablar de economía cuando hablamos de otras cosas. Y, a la inversa, más de una vez creemos hablar de otras cosas cuando, en realidad, hablamos de economía.
Un total de 205 niños y niñas murieron durante las nueve primeras semanas de guerra en Ucrania, según el fiscal general de este país, invadido por Rusia el 24 de febrero. Desconocemos cuál será la cifra cuando usted lea este texto.
Superado el riesgo de que la extrema derecha de Marine Le Pen alcanzase la presidencia de la República en Francia con la catástrofe que habría significado para la Unión Europea, la atención prioritaria ha vuelto a la guerra de Putin contra el pueblo de Ucrania.
Vivíamos con una serie de convicciones que han resultado falsas. Nunca se han hecho y, por tanto, nunca se harán la guerra dos países con McDonalds en sus ciudades, decían. La globalización es el mejor antídoto contra los conflictos violentos, decían.
Pandemias, volcanes, guerras, incertidumbre, carestía... Las crisis se encadenan unas con otras. Son los peores tiempos para la lírica. Y, sin embargo, menos mal que existe la música.
Las espantosas imágenes de aniquilación masiva de vidas humanas y destrucción entera de Ucrania, que vemos a diario, están conmocionando a los europeos y a todos los pueblos que anhelan vivir en libertad y democracia.
El neoliberalismo nació como una doctrina económica. Y ha acabado pudriendo las instituciones políticas. Paso a explicarles por qué.
En España hay reconocidas 1.415.578 personas dependientes, de las que 193.436 siguen esperando recibir prestación. Según la Asociación Estatal de Directores y Gerentes de Servicios Sociales, 55.487 murieron en lista de espera el último año.
Con esta edición hemos llegado al número 100 de Alternativas económicas, nueve años después de su nacimiento en 2013. Entonces nuestro mensaje fue abogar por las distintas alternativas al modelo económico existente, dominado por unas finanzas hipertrofiadas que ocasionaban graves destrozos sociales y medioambientales. La existencia de nuestra cooperativa es una pequeña prueba más de que hay alternativas viables al capitalismo convencional.
La banca nunca ha respondido a ninguna de las definiciones que el diccionario ofrece sobre el término popular: ni pertenece al pueblo, ni procede de él, ni está relacionada con la parte más desfavorecida del pueblo (salvo cuando se trata de desahucios), ni está al alcance de la gente más pobre, ni es estimada por el público en general.
Las emisiones de gases de efecto invernadero del transporte en España suponen un 27,5% del total, 4,5 puntos porcentuales más que en la Unión Europea. Más que la industria, la vivienda o el sector agrario.
El 20 aniversario del euro ha coincidido con la respuesta de la Unión Europea a la crisis provocada por la covid-19, que ha supuesto un salto cualitativo en la integración del continente. Esta coincidencia ha favorecido sustancialmente el balance de esta primera etapa de la moneda única.
Las crisis de inflación son como las comedias sentimentales: cada una empieza a su modo pero todas terminan igual.
La infravivienda no siempre tiene aspecto de chabola. Adopta nuevas formas, como los asentamientos, las ocupaciones de sucursales bancarias y los hacinamientos en habitaciones. Y no han desaparecido.
La rápida propagación de la nueva variante del virus (ómicron), el brutal encarecimiento de la energía (gas y electricidad), el súbito aumento de la inflación y el bloqueo de las cadenas de suministro globales han trastocado las esperanzas de los ciudadanos en una próxima recuperación económica.
Eso que llaman “conflictividad laboral” está en aumento en España. Y es posible que en las próximas semanas y meses muchos ciudadanos sufran los inconvenientes de alguna que otra huelga. El batacazo de la pandemia, la inflación creciente y la continua pérdida de poder adquisitivo desde la crisis financiera de 2008 han creado una situación muy difícil.
La pandemia del coronavirus nos parecía ya encarrilada gracias a los altos niveles de vacunación, pero el aumento de contagios y de restricciones nos conducen otra vez hacia un destino desconocido.
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