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El desarrollo sostenible descarrila

Las guerras de Ucrania y Gaza dificultan el cumplimiento de los objetivos marcados por Naciones Unidas

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Febrero 2024 / 121
Mundo reloj

Ilustración
Getty images

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En 2015 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un ambicioso pero necesario conjunto de 17 objetivos y 169 metas destinados a promover el desarrollo sostenible en todo el mundo. Este acuerdo sirvió para abordar los desafíos globales más urgentes, como la pobreza, el hambre, la desigualdad, el cambio climático y la degradación del medio ambiente. A pesar de tan noble propósito, un profuso informe de la OCDE muestra que el grado de cumplimiento de los ODS es claramente insuficiente y tiene resultados muy modestos. Recientemente, la cumbre sobre cambio climático celebrada en Dubai (COP28) llegó para constatar los raquíticos avances.

La guerra en Ucrania, que cuenta ya con dos años de tragedias, y el conflicto en Gaza desde finales de 2023 impactan de lleno en áreas cruciales de los ODS: población, planeta, prosperidad, paz y alianzas. Estos dolorosos acontecimientos conllevan pérdidas humanas, daños a infraestructuras vitales y desplazamientos masivos. Asimismo, afectan negativamente la economía regional, mezclando el incremento de la pobreza, la inseguridad alimentaria y la mortalidad infantil con la disminución de la calidad educativa y del empleo. Abordar estos conflictos resulta esencial para avanzar en la consecución de los ODS y mitigar sus impactos adversos.

Además de la salud, en el ámbito de la población, las guerras también dejan su terrible huella aumentando la pobreza y la desigualdad, así como incrementando los flujos migratorios. En el ámbito del planeta, contribuyen al cambio climático, la contaminación y la degradación del medio ambiente. En el ámbito de la prosperidad están afectando a la economía mundial, provocando una recesión y un aumento del desempleo. Y en el ámbito de la paz, están poniendo en peligro la estabilidad global y el orden internacional.

Las guerras, sumadas a los desajustes derivados de la pospandemia, las dinámicas inflacionistas y la creciente pérdida de poder adquisitivo de las familias en los países desarrollados y en vías de desarrollo, configuran una tormenta perfecta que dificulta en la práctica avanzar en el cumplimiento de los ODS. Los efectos de los conflictos bélicos en Ucrania y Gaza son especialmente graves en los siguientes objetivos:

  • ODS 1: Fin de la pobreza. La guerra aumenta la pobreza y la desigualdad en Ucrania y Palestina, pero también impacta en los países vecinos que están acogiendo a sus refugiados.
  • ODS 2: Hambre cero. Ucrania y Rusia son dos de los principales productores de alimentos del mundo. Desde el estallido del conflicto se ha elevado el precio de los productos básicos y ahora constatamos la escasez de suministros tanto en Ucrania como en Gaza, lo que está poniendo en riesgo la seguridad alimentaria de millones de personas.
  • ODS 3: Salud y bienestar. Además de las muertes comprobadas de numerosos civiles, la guerra afecta negativamente a la salud de las poblaciones tanto por los combates como por las condiciones de vida, la inseguridad en los refugios, o la desaparición de hospitales.
  • ODS 4: Educación de calidad. Los niños y niñas en Ucrania y Palestina están teniendo dificultades para acceder a la educación, debido a los combates y a la falta de recursos.
  • ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico. La retirada de numerosas empresas extranjeras o la desaparición directa de otras ha conducido a la pérdida de puestos de trabajo y a un aumento del desempleo en Ucrania y los territorios ocupados de Palestina, así como en los países vecinos.
  • ODS 13: Acción por el clima. Los conflictos bélicos contribuyen al cambio climático, no solo aumentando las emisiones de gases de efecto invernadero, sino destruyendo infraestructuras contaminantes que afectan el territorio y forzando desplazamientos de tropas y material bélico.
  • ODS 14: Vida submarina. Las reservas marinas del Mar Negro y el Mar Rojo, que son de las más importantes del mundo, se están viendo afectadas con el hundimiento de naves y el vertido de residuos que quedan sin control durante las guerras.
  • ODS 15: Vida de los ecosistemas terrestres. La guerra está provocando una degradación del medio ambiente en Ucrania y en el Oriente Próximo, ya que está afectando a los bosques, los ríos y los suelos de las regiones afectadas y limítrofes.

Como vemos las guerras perjudican los derechos humanos, al medio ambiente y a la salud desde múltiples flancos, obstaculizando el progreso hacia un mundo más justo y próspero. Sin embargo frenar estos conflictos es posible si fortalecemos el papel de la ONU, fomentamos la reconciliación y la cooperación entre las partes involucradas y promovemos la educación y la formación para mejorar las economías. A su vez, es crucial abordar la pobreza y la inseguridad alimentaria mediante la promoción de la agricultura sostenible y la inversión en infraestructuras que coadyuven la descontaminación del medio. Es recomendable que la comunidad internacional trabaje para avanzar hacia los ODS mediante las siguientes acciones urgentes:

  • Apoyar a los refugiados y desplazados proporcionando ayuda humanitaria a los millones de personas que han sido desplazadas por las guerras y estableciendo protocolos de integración sostenibles.
  • Ayudar a Ucrania y a Palestina a reconstruir su maltrecha economía y las infraestructuras básicas, fomentando empleos para las personas que han perdido su trabajo y reorientando los perfiles laborales hacia una economía verde.
  • Invertir en la paz y la seguridad para evitar que se produzcan nuevos conflictos haciéndoles copartícipes de intereses comunes.

En la actualidad, por razones humanitarias, aunque parezca imprevisto ese desenlace, lo deseable y necesario es que se produzca un inmediato alto el fuego en las guerras en Ucrania y Gaza, porque solo de esta forma se puede superar la actual crisis global y podremos avanzar en la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible, en la Agenda 2030, y en el respeto a la vida en nuestro planeta.