Una idea que se va abriendo camino
Mientras la ciudadanía, los sindicatos, las ONG y algunos políticos y economistas ven con buenos ojos que los muy ricos paguen más impuestos, muchos gobiernos se muestran reticentes
El pasado 28 de febrero, durante una reunión de ministros de Finanzas del G20 celebrada en São Paulo (Brasil), el ministro francés de Finanzas, Bruno Le Maire, se mostró claramente a favor del establecimiento de un impuesto mínimo mundial a los más ricos. “Hoy tenemos la posibilidad de evitar que las personas más ricas paguen los mismos impuestos sobre la renta que las que son menos ricas. Queremos evitar esa optimización fiscal”, declaró antes de precisar: “Queremos que Europa ponga en marcha lo más rápidamente posible esta idea de un impuesto mínimo y Francia estará a la cabeza”.
Es una buena noticia para los partidarios de que una minoría de europeos, los más ricos, tribute mejor. Aunque, viniendo de un ministro que, tras haber suprimido el impuesto sobre la fortuna, repite continuamente su negativa a aumentar los impuestos, ese compromiso parece más bien el mejor modo de retrasar esa tributación varios años, hasta que los países del G20 se pongan de acuerdo.
Si Le Maire se ha visto obligado a pronunciarse sobre esta cuestión es porque constituye un tema de debate permanente en Francia. Desde los...