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La movilidad sostenible no pregunta por su futuro

La adopción de los vehículos del futuro avanzará, retrocederá o se estancará en función factores como el precio, la madurez tecnológica, la abundancia del suministro o la capacidad de generar consensos políticos y sociales

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Michael Movchin / Felix Müller

El futuro de la descarbonización pasa por la electrificación. Si será más pronto o más tarde es otro debate. El tema es cómo se producirá ese proceso y cuál es la magnitud de energía necesaria para esta transformación 

La otra pregunta es si se será capaz de producir la energía renovable para la producción eléctrica y cómo se almacenará. Si será eólica, eólica marina, fotovoltaica, hidroeléctrica, geotérmica, hidroeléctrica reversible, si será directa su generación o si servirá para producir hidrógeno verde u otro vector energético como medio de almacenamiento, con baterías u otros medios, serán otros temas para tener presente. Porque su uso no es ni será homogéneo. No es lo mismo su papel en la energía doméstica que en el sector cementero, ni en la carga de vehículos que en la producción de combustibles sintéticos. Inclusive se podrá hablar del papel transitorio de las nucleares (1). 

En todos los casos el ritmo de producción energética no avanza en la medida de las necesidades. En el caso de la movilidad concurren otros factores que afectan directamente a las posibilidades de convertirla en...

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