Inconsciencia 'progresista' sobre el Sur Global
Buena parte de la ciudadanía de Occidente no tiene en cuenta que su confort se explica por la explotación de los países en desarrollo, que hoy se organizan y suman fuerzas para progresar
Una causa del divorcio creciente entre los países desarrollados y las economías emergentes consiste en que estas últimas han adquirido conciencia de que el atraso del que están saliendo de forma gradual tiene relación con la prosperidad de los primeros, algo de lo que no son conscientes muchos ciudadanos occidentales, incluso entre quienes se declaran “progresistas”. Nuestros medios apenas tratan el tema. Recordemos que líderes socialdemócratas de la posguerra como François Mitterrand, Pierre Mendès France, Clement Attlee o Tony Blair también emprendieron aventuras neocoloniales sin sonrojarse1. ¿Nos suenan los casos de Argelia, Madagascar, Camerún, India, Suez, Egipto o Kenia?
Occidente tiene hoy dos problemas: el primero radica en que no parece comprender el movimiento tectónico en curso en tres cuartas partes del planeta —de ahí la oposición jardín versus jungla—; el segundo, que el trinomio en que se ha basado su prosperidad —vivienda equipada, motorización y alimentación variada— se apoyó en la apropiación invisible de recursos naturales (cobre, hierro, estaño, bauxita, uranio, algodón, lino,...