Hacia cadenas de valor más cortas y seguras
La covid-19 pone de manifiesto la necesidad de repensar el modelo productivo actual y reducir la dependencia externa.
La covid-19 pone de manifiesto la necesidad de repensar el modelo productivo actual y reducir la dependencia externa.
La crisis del coronavirus no va a suponer la muerte de la globalización, pero sí va a transformar el modo en que se mueven los bienes, la información y las personas.
Xavier Puig (Barcelona, barrio de Sants, 1963) es educador social, dirige la asociación CEPS y lleva 20 años ligado a plataformas del Tercer Sector Social. Preside la Asociación Española de Entidades de Iniciativa Social y Servicios Sociales.
El batacazo de la crisis de 2008 supuso el hundimiento de la inversión. España, a diferencia de otros países de la Unión Europea, no había logrado que se recuperara hasta los niveles previos, ni de lejos. Y en esto llegó la pandemia y el riesgo de depresión.
El confinamiento ha movilizado una ingente cantidad de recursos públicos para frenar el cierre de empresas y la destrucción de empleos, en unos países más que en otros. Se suman a las ayudas a autónomos, la moratoria de pago de impuestos y el apoyo a la liquidez.
Los primeros datos apuntan a una caída significativa de la demanda y de los precios tanto en la compraventa como en el alquiler.
En el mundo poscovid-19 hay muchas cosas que se ven de un modo distinto: los empleos esenciales invisibles, los riesgos de la actual globalización, las posibilidades de los datos y la tecnología, lo absurdo de competir en la ciencia, el olvido de los mayores, la necesidad de servicios públicos potentes...
Las condiciones en las que viven quienes han huido de la guerra y la miseria hacen muy difícil aplicar las medidas higiénicas y el distanciamiento social recomendados frente a la covid-19.
La covid-19 es el ejemplo más reciente de cómo las enfermedades se expanden por la presión de los seres humanos sobre el entorno.
El Centro Delàs de Estudios por la Paz denuncia que España destinó 55 millones de euros diarios a la compra de material bélico en 2019.
Solo tres corporaciones aprueban en el reputado ‘ránking’ del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa, que analiza el cumplimiento de la ley de información no financiera.
Algunos economistas proponen abonar 1.000 euros en la cuenta bancaria de cada europeo para hacer frente a la crisis. Es una idea seductora que, sin embargo, plantea muchos interrogantes.
El acuerdo de recuperación entre Alemania y Francia supone un salto cualitativo en la construcción europea porque mutualiza la deuda.
Lo digital y lo político están cada vez más mezclados. La cuestión a dirimir es si la sociedad tendrá que adaptarse a las condiciones que impongan los gigantes de la red.
Mucha gente hablando, gritando o cantando en un lugar cerrado y mal ventilado es el entorno ideal para que se propague la infección.
Va a ser un verano duro para quienes viven del turismo. Negocios familiares se hunden
y personas trabajadoras se quedan en mínimos.
La pandemia brinda una oportunidad para llevar el motor de la economía española hacia un modelo sostenible y justo. ¿Quién le pone el cascabel al gato?
La diferencia más palpable entre la actual crisis del coronavirus y la financiera de 2008 ha sido la manera de afrontarla. En la anterior debacle los poderes económicos priorizaron la salvación de los bancos a costa de drásticas medidas de austeridad para la población. Esta vez la primera línea de lucha contra la pandemia ha estado formada por médicas, enfermeras, trabajadores de los hospitales, residencias de mayores, repartidores, cajeras y empleados en los comercios. Ha sido una respuesta humanitaria. Luego han venido las medidas de los gobiernos y Europa.
La investigación sobre los orígenes de la pandemia no podía comenzar de peor manera: con prejuicios, judicializada y con el cese de un coronel de la Guardia Civil y lío político, un magnífico cóctel para que no se aclare nada. Resulta que una juez de Madrid, Carmen Rodríguez-Medel, tras admitir la denuncia de un particular a finales de marzo, ha actuado con celeridad en pleno estado de alama para tratar de hallar indicios de responsabilidad en la actuación del delegado del Gobierno en la comunidad madrileña, José Manuel Franco, por permitir las manifestaciones feministas del 8-M, dando de hecho por supuesto que dichas concentraciones han desempeñado un papel importante en el origen de la pandemia, algo improbable aunque algunos portavoces de la extrema derecha y la derecha extrema se empeñen en ello.
Esta crónica no es un buen escaparate para las llamadas teorías conspiratorias. A su autor le parecen, muy a menudo, cuentos para adultos sin mayor argumento que el de un ingenuo cuento infantil. Sin embargo, educado en la tradición racional del pensamiento nacido en Grecia y difundido por Roma, no puede dejar de formularse preguntas ante lo que le rodea y observa. Sobre todo cuando por toda respuesta obtiene una apelación a la casualidad o es remitido a la azarosa mutación de un ser capaz de matar en masa al que no parece faltarle inteligencia o incluso astucia (José María Ordovás).
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