La oficina en casa reaviva el debate sobre el trabajo
Teletrabajo: El auge de la actividad a distancia podría acabar al fin con la idea de que el único trabajo real es el que se realiza en la esfera pública y se remunera.
Teletrabajo: El auge de la actividad a distancia podría acabar al fin con la idea de que el único trabajo real es el que se realiza en la esfera pública y se remunera.
El patrón del grupo Stellantis, surgido de la fusión entre PSA y Fiat-Chrysler, puede cobrar 66 millones de euros de remuneración con cargo al año 2021.
Las crisis de inflación son como las comedias sentimentales: cada una empieza a su modo pero todas terminan igual.
Es muy probable que el economista neozelandés Alban William Phillips (1914-1975) jamás pensara que su fama iba a ser tan duradera. En 1958 publicó un artículo empírico basado en datos británicos que demostraba que cuanto más bajo es el paro, mayor es la tendencia de los salarios a subir rápidamente.
Hace tiempo, Muriel Pénicaud, entonces ministra francesa de Trabajo, declaraba: “se sabe que un empujón al salario mínimo destruye empleo, por tanto, no es un buen método”. Pero lo que se sabe, sobre todo, es que no se sabe nada, pues no hay nada que confirme este supuesto teorema.
Género: La economía, como está planteada, no toma en cuenta a la mitad de la población. Por eso el análisis es erróneo.
Los altos ejecutivos cobran 278 veces más que sus empleados. La diferencia salarial en la década de 1960 era de 20 veces. Son datos del Economic Policy Institute, que ha analizado las retribuciones, incluidas las opciones sobre acciones, de las 350 compañías más grandes del mundo en Estados Unidos.
Salud: Además de no penalizar el empleo, una retribución justa reduce las muertes prematuras al permitir a los trabajadores llevar una vida más sana.
La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta 900 euros mensuales en 14 pagas, que propugna el Gobierno socialista de acuerdo con Unidos Podemos, es la decisión más necesaria que hay tomar en este país para revertir los daños causados por la crisis.
Alquileres por las nubes, paro juvenil persistente en un 34,6%, empleo precario, más allá de la formación, y emigración. El cóctel de frustración en el que vive el segmento más joven de la población es explosivo. El Gobierno ha prometido un plan de choque específco para la juventud. El reto es enorme.
El IPrem, que sustituyó al SMI como referencia para fijar las ayudas sociales, apenas ha subido desde su creación, en 2004.
La subida del SMI afecta sólo a un porcentaje pequeño de trabajadores, pero puede ayudar a mejorar los demás salarios y a repartir los beneficios de la recuperación.
Tener que buscar más de un empleo para ganarse la vida no es algo nuevo en nuestra historia económica, pero la devaluación salarial y la precariedad laboral alimentan la pluriactividad, que consiste en ser autónomo y a la vez cotizar en el régimen general. En 2017 hay casi 20.000 más que hace cuatro años.
La plantilla de El Corte Inglés tiene 16.578 trabajadores menos que antes de la crisis, pese a la apertura de nuevos grandes almacenes y de hipermercados
“Qué bonito esto que haces… ¿Ah, pero cobras por hacerlo?“. Esta última expresión es alguna de las perlas con las que he tenido que lidiar en los últimos años en los que he intentado ganarme la vida como intérprete de lengua de signos. Me la dicen, sobre todo, desde que empezó la crisis (últimamente incluso me espetan: “¿Podrías venir a interpretar… pero sin cobrar?”).
Los indicadores estadísticos sobre la juventud en España son impropios de un país desarrollado. El viejo manual hacia el empleo y la prosperidad parece agotado: ¿importa?
“Qué bonito esto que haces… ¿Ah, pero cobras por hacerlo?“. Esta última expresión es alguna de las perlas con las que he tenido que lidiar en los últimos años en los que he intentado ganarme la vida como intérprete de lengua de signos.
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