Francia, 1972: un programa común de la izquierda
Ideas: Hace medio siglo, socialistas y comunistas se preparaban en Francia para gobernar juntos con propuestas que hoy siguen de actualidad.
Ideas: Hace medio siglo, socialistas y comunistas se preparaban en Francia para gobernar juntos con propuestas que hoy siguen de actualidad.
Radiografía para actualizar el modelo de bienestar.
Planificación: Las entidades privadas no están cumpliendo su misión: intermediar entre la inversión en la economía real y el ahorro. Lo público tiene que funcionar.
Ya sea pequeña y rutinaria o grande y perpetrada por las élites, la corrupción gangrena a todos los países, tanto en el sur como en el norte. Y provoca cuantiosas pérdidas a todas las economías.
Pese a las medidas para ampliar el alcance del ingreso mínimo vital —el suelo de ingresos de carácter estatal introducido por el Gobierno para ayudar a las personas más vulnerables—, a finales de septiembre solo se habían validado 336.933 de las 1,45 millones de solicitudes presentadas (de las cuales se tramitaron 1,24 millones).
Mazzucato rememora el pensamiento griego, que consideraba un idiota a quien se ocupaba solo de los asuntos privados.
España es de los países europeos con menos vivienda protegida. Los socios de Gobierno discrepan sobre el modo de afrontar el problema.
Daniel Raventós da munición argumental a quien defienda la renta básica universal.
Para limitar los estragos de la pandemia, que con tanta dureza golpea a EE UU, el nuevo presidente propone un plan de ayuda de 1,9 billones de dólares. ¿Será suficiente?
El temor a que una oleada de quiebras frene la recuperación lleva al Gobierno proporcionar ayudas directas a los negocios más castigados por la pandemia.
¿Qué es una empresa social? Según la visión de la Comisión Europea, en la empresa social confluyen tres dimensiones: la empresarial o económica (realizar actividades comerciales), la social (perseguir un bien común social) y la de gobernanza (disponer de una organización o un sistema de propiedad que refleje su misión).
La Asociación de Ciencias Ambientales pide indicadores que permitan actuar rápido en las crisis.
Desde el mes de enero las madres y los padres se pueden tomar el mismo tiempo de baja parental. Hay dudas sobre si ello ayudará a reducir la desigualdad.
En el momento de escribir estas líneas, la mayor parte de ciudadanos vuelven a estremecerse ante la virulencia de la tercera ola de la pandemia de covid-19. La enfermedad ha contagiado a casi 100 millones de personas y ha causado más de dos millones de muertos en todo el mundo. EE UU encabeza la lista de países por víctimas mortales con más de 400.000 personas, mientras que España aparece en el décimo lugar del ranking mundial en cifras absolutas con más de 55.000 fallecidos, pero en un inaceptable cuarto puesto en términos relativos (116 por 100.000 habitantes), después de Reino Unido, Italia y EE UU.
A pesar del confinamiento, en los barrios han funcionado redes de apoyo solidario, la mayoría construidas a partir de colectivos y personas con experiencia de trabajo vecinal. En algunos casos como una alternativa a la Administración, de la que siempre se recela; en otros, en colaboración. Y en muchas a medio camino. Como en todas las crisis sale lo mejor y lo peor, aunque parece que lo solidario abunda.
Los pasaportes han transformado la política de los países ricos. En tiempos en los que las fronteras se han abierto a los movimientos de mercancías y capitales, las fronteras se han cerrado para las personas sin dinero. Los extranjeros pobres provenientes de países extracomunitarios son vistos como un peligro. Sobre el miedo al extranjero se ha centrado el crecimiento de la extrema derecha. Y este supuesto del peligro de ser invadidos ha servido para justificar políticas inhumanas, como el encarcelamiento en CIES, la brutal acción militar en el Mediterráneo, el trato indecoroso a los demandantes de asilo o de papeles. Son políticas que han tenido su complemento social en prácticas xenófobas y racistas.
Aun por esperada, la caída de los cotizantes a la Seguridad Social nos da una magnitud de la tragedia. Sobre todo porque no se trata de personas a las que se ha aplicado un ERTE y, por tanto, van a cobrar una modesta pensión mientras dure el confinamiento, sino que lisa y llanamente se han quedado sin contrato. Muchos no cobrarán nada, a menos que se ponga en marcha otro tipo de subsidios, porque no tendrán el tiempo de cotización requerido para cobrar el desempleo.
Irati Mogollón (Lezo, Guipúzcoa, 1991) se implicó en el asociacionismo de pueblos y en el movimiento sindical estudiantil del País Vasco desde muy joven. Es doctora en Sociología y realizó el Máster de Estudios Feministas de Género. Desde 2007 investiga sobre alternativas colectivistas más allá del Estado, el mercado y la familia. Con la arquitecta Ana Fernández Cubero escribió Arquitecturas del cuidado (Icaria) tras un largo viaje por Europa.
Las cuentas del Estado para 2021 dependen en gran medida de fondos pendientes de aprobación en Bruselas.
El Congreso aprueba ligar las prestaciones al IPC, alargar la vida laboral y recuperar el Fondo de Reserva.
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