El crónico problema del acceso a la vivienda
La vivienda ha ocupado históricamente un lugar secundario en el Estado de bienestar español. La aprobación de la nueva ley debería aportar el empuje necesario para ponerla en primer plano.
La vivienda ha ocupado históricamente un lugar secundario en el Estado de bienestar español. La aprobación de la nueva ley debería aportar el empuje necesario para ponerla en primer plano.
Barcelona intenta descongestionar el tráfico urbano y compensar al comercio de proximidad con la nueva "tasa Amazon".
No se ve el destino de llegada; ni siquiera el camino.
El acuerdo impulsado por el Gobierno para ayudar a las familias hipotecadas es encomiable, pero habrá que estar muy atentos a las compensaciones que recibirán los bancos.
La subida de tipos vio un salto de 24 puntos básicos, hasta el 2,08% en el tipo aplicado a los créditos para adquirir una vivienda a tipo flexible y hasta un año de fijación del tipo inicial.
La inflación y la subida de los tipos de interés son letales para quienes quieren comprar o alquilar una casa en la que vivir.
El aumento de precios es un problema serio para la economía y las clases populares, pero conviene identificar muy bien sus causas. Algunas medidas ortodoxas pueden incluso agravarlo y abrir un ciclo que beneficie a las derechas.
La subida del precio de la vivienda en España durante el primer trimestre, el 8,5% con relación al mismo periodo de 2021 (el 10,1% en el caso de la vivienda nueva y el 8,2% en el caso de la de segunda mano), añade otro elemento de presión a la maltrecha economía de los hogares, castigada por la inflación y con la capacidad adqusitiva prácticamente estancada en dos décadas.
Barcelona y 35 municipios de su área metropolitana han iniciado un experimento para ampliar el parque de vivienda asequible con una gobernanza no testada en Europa.
RUE 32 ha sido el proyecto pionero integrado en la política de vivienda en Sevilla que consiste en crear una malla de alojamientos colaborativos bajo gestión pública.
Ideas que se experimentan en Europa para ampliar el parque de pisos sociales y asequibles con el fin de atajar la especulación inmobiliaria.
La compraventa de viviendas deja atrás la crisis de la pandemia y alcanza cifras desconocidas desde el 'boom' de principios de siglo.
Derechos: Acceder a un techo se ha convertido casi en una quimera en España y la solución no es sencilla. La gran apuesta debería ser el alquiler de protección oficial.
El crecimiento de la economía y la relajación de las condiciones financieras aceleran la compraventa de viviendas.
Estoy mirando un anuncio inmobiliario. Se trata de un piso “maravilloso” y “exclusivo” (eso dice el anunciante) con una extensión de 58 metrazos, vistas a un muro y con medios de transporte muy cercanos: está entre las vías del tren y una carretera, en las afueras de una gran ciudad. El alquiler cuesta 960 euros. Una ganga. Teniendo en cuenta que el salario medio en España es de 1.700 euros brutos mensuales, el ciudadano medio puede permitirse tranquilamente residir en ese piso “maravilloso” y “exclusivo” y, además, comer pan y fideos hasta hartarse.
La pugna entre las inyecciones y los contagios provocados por las nuevas variantes determinará la evolución de la pandemia los próximos meses.
Los precios de la vivienda van a la baja, y más si hablamos de pisos nuevos. Llevan 25 trimestres de subida, pero el incremento se ha ido moderando y la pandemia ha acentuado la tendencia. Así lo refleja el Índice de Precios de Vivienda (IPV), que mide la tasa de variación interanual. La evolución en el periodo abril-junio fue la más baja en cinco años. Con el desplome de las compraventas, el sector espera bajadas del 10% o más en los próximos meses.
Hábitat 3: La fundación ha reorientado su actividad hacia la compra de viviendas y la búsqueda de pisos privados ante la falta de colaboración de la banca.
El índice de accesibilidad calcula la relación entre el poder adquisitivo real de un ciudadano medio y el poder teórico que esta necesita en teoría para comprar una vivienda media. La estimación parte de los ingresos brutos anuales según el Instituto Nacional de Estadística y deduce la parte máxima del salario destinada a costear una hipoteca.
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