¿Quién dice que habrá una recuperación en V?
Retroceso: La crisis no ha golpeado por igual a todos los hogares. Para reactivar el consumo no podemos contar con los que han perdido parte o todos sus ingresos.
Retroceso: La crisis no ha golpeado por igual a todos los hogares. Para reactivar el consumo no podemos contar con los que han perdido parte o todos sus ingresos.
Dinero: La crisis de 2008 llevó a reformar el sector bancario. La que se avecina solo podrá superarse si se hace lo mismo con los mastodontes de la inversión.
En una crisis tan extraordinaria como la provocada por la covid-19, ante la que las respuestas convencionales se muestran impotentes, cobra más sentido si cabe explorar las propuestas solventes elaboradas fuera del carril de la ortodoxia. Algunas son conocidas, como el impuesto a la riqueza, la reducción de la jornada laboral y la renta básica universal. Otras lo son menos, como el dinero helicóptero. Y otras han surgido de la propia crisis, que ha provocado un ahorro inesperado para el que hay que buscar un uso pertinente. Repasamos las ventajas y los inconvenientes de ocho propuestas imaginativas que podrían ayudar a mitigar los estragos económicos y sociales agravados por la pandemia.
La Renta Básica Universal (RBU) es una de las propuestas sobre las que más se ha debatido en los últimos meses como una idea a tener en cuenta para afrontar los estragos de la covid-19, pero a menudo sin que quede demasiado claro sobre qué se está hablando exactamente. Esta imprecisión ha provocado que su utilice el mismo concepto para referirse a cuestiones muy distintas, lo que ha dado origen a múltiples malentendidos, sobre todo al confundirse en ocasiones RBU e Ingreso Mínimo Vital (IMV), en el que España ha sido pionero pero que responde a una lógica muy distinta.
Dinamarca, Polonia, Italia, Francia… varios países europeos han declarado su voluntad de que una empresa que acude a los paraísos fiscales no pueda recibir la ayuda pública destinada a compensar los efectos económicos de la epidemia. La lógica es evidente: ¿Es posible beneficiarse de una ayuda colectiva cuando no se pagan impuestos?
¿Una deuda europea común? Ya nadie apostaba por ello. Pero la gravedad de la crisis la ha acabado haciendo posible, con la pareja franco-alemana como gran motor, junto a los países del sur y muy singularmente España, del histórico acuerdo de la UE el pasado 21 de julio, que no solo acordó movilizar una ingente cantidad de recursos a la reconstrucción, sino que supone un gran salto adelante en la construcción europea al financiar el fondo creado para ello, de 750.000 millones, con emisiones de deuda conjunta.
Restaurantes y cines cerrados, compras importantes postergadas… Privados de la posibilidad de consumir, los ciudadanos confinados —al menos los que no se han visto muy afectados por la crisis— no han tenido más remedio que ahorrar.
Y si el día de mañana el Banco Central Europeo ingresara directamente dinero en nuestras cuentas bancarias? La institución monetaria ya ha desempeñado un papel crucial para responder a la crisis provocada por la epidemia de la covid-19 inyectando dinero en la economía: 120.000 millones de euros por aquí, 750.000 millones por allá…
“¡Lo único que hay que hacer es anular las deudas!” Entre las numerosas ideas que se debaten para superar la crisis actual, surge con regularidad la de la anulación de las deudas públicas y privadas. Evidentemente, en algunos casos habrá que pasar por ello, pero es una herramienta muy delicada.
Son los millones de euros que la ciudadanía guarda en pesetas, sin canjear por euros. En pesetas suman 266.883 millones, según el Banco de España. Este calcula que el 45% del total nunca se canjeará, por coleccionismo, pereza o salida del país por turismo.
El triunfo judicial de Apple e Irlanda sobre la Comisión pone de relieve la necesidad de mejorar la gobernanza del sector tecnológico.
El Gobierno aparca la subida de impuestos y busca apoyos a unas cuenta públicas que ayuden a reactivar la economía.
La pandemia ha dado alas al debate sobre la cuestión.
El Instituto de Crédito Oficial es el último reducto de un modelo público que fue desmantelado, pero ya no cuenta con las mismas herramientas que sus pares europeos. Y las necesitamos.
La confrontación ideológica y el fracaso de las cajas de ahorros han dificultado un debate serio, pero ahora la pandemia lo ha convertido en ineludible.
Los planes para privatizar el banco son inviables, pero podría convertirse en una entidad muy profesional con servicios básicos en todo el territorio.
Las entidades propiedad de los Estados se han convertido en la palanca fundamental de la reactivación de la economía europea.
Son los euros de ayuda para la compra de un coche diésel o de gasolina (con emisiones de hasta 120 gramos de CO2) aprobados por el Gobierno, que quiere que estos vehículos no circulen en 2050. La ayuda para los coches sin emisiones es de 4.000 euros.
La nueva ayuda estatal, que satisface a la UE, se abre paso con el reto de lograr la inclusión laboral de quienes la cobren y la incógnita de qué harán las autonomías con sus propias rentas.
Las encuestas muestran que los estadounidenses se disponen a echar a su presidente de la Casa Blanca. Solo una remontada histórica podría evitarlo.
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