Ariadna Trillas
Periodista. Socia y redactora de la revista Alternativas económicas desde su lanzamiento, en 2013. Antes, directora adjunta del Ara, responsable de Economía de El País en Cataluña, coordinadora de la sección de Management de Actualidad Económica, corresponsal en Bruselas del diario Avui, redactora de Internacional de Avui.
Alargar las suspensiones temporales de empleo, una necesidad más allá del Estado de alarma
La evolución del empleo siempre va un poco por detrás de los trompicones de la economía. De momento, sin Semana Santa y en confinamiento, abril ha resultado nefasto. Hoy tenemos a más de 8,3 millones de personas bien sin trabajar bien con el contrato suspendido o al ralentí. Es imperativo alargar las suspensiones temporales de empleo, sobre todo en sectores como el turismo, que tardarán mucho tiempo en levantar cabeza.
Reconversión // Mascarillas manteras contra la covid-19
Vendedores ambulantes de Barcelona producen 500 unidades diarias, además de batas y gorros quirúrquicos en su tienda Top Manta.
No todo es renta básica
El roto social que está provocando la pandemia de la covid-19 ha reavivado el ya agitadísimo debate sobre la conveniencia de repartir dinero entre la población que palíe o directamente erradique las situaciones de pobreza.
Derecho a salir de la pobreza
Garantizar una vida digna a toda la ciudadanía con una renta básica es la gran laguna del Estado de bienestar. El Gobierno trata de llenar el vacío con un ingreso condicionado que complete el deficiente sistema de rentas autonómicas.
La fragilidad económica y social se asoma a la estadística
La Encuesta de Población Activa de enero a marzo arroja casi 600.000 hogares sin ingresos, más de un millón con todos sus miembros en el paro y un incremento sin precedentes de la cifra de personas inactivas. Tiene lógica que la renta mínima deba ser compatible con ingresos salariales.
Renta para muy, muy, muy pobres
Para apoyar una renta mínima no hay que ser podemita. Basta con ser europeo. La red última de seguridad que prepara el Gobierno, vinculada a la inclusión laboral, servirá de poco sin políticas activas y servicios de empleo potentes. Su diseño es clave, como demuestra el fracaso de las rentas autonómicas contra la pobreza. Es una lástima que un Gobierno autodenominado de izquierdas renuncie a explorar la Renta Básica Universal.
El edificio donde se vive o se trabaja también repercute en la salud
Entrevista a Elisabet Silvestre, doctora en Biología y experta en Biohabitabilidad.
Vale la pena releer en estos tiempos de confinamiento la entrevista a Elisabet Silvestre que Alternativas Económicas publicó en su edición de marzo. Esta doctora en Biología y experta en Biohabitabilidad recuerda en ella que la mayoría de la gente pasa el 90% de su tiempo encerrada en algún edificio. Y lo que ocurra en ese entorno tiene relación directa con la salud. Silvestre sostiene que el lugar de trabajo y la vivienda pueden llegar a hacer enfermar. Cuando se diseña, construye o rehabilita un edificio, hay un modo de poner a las personas en el centro. O, en palabras de Silvestre: "Hay un modo de abordar qué condiciones ambientales necesitan nuestros sistemas biológicos para estar en equilibrio y sentir bienestar".
Volveremos a ver ‘Qué bello es vivir’
El FMI nos retrotrae a la Gran Depresión, augura un empeoramiento del nivel de vida en 170 países y plantea una recuperación “parcial” en 2021 en función de la lucha contra la pandemia. La salida en V parece más difícil.
Derecho a salir de la pobreza
La red de seguridad de nuestro Estado de bienestar adolece de un enorme agujero por donde se cuelan pobreza y exclusión social. Así lleva advirtiéndoselo en los últimos cuatro años a España la Comisión Europea. La rotura puede repararse con una renta básica que garantice una vida digna a la ciudadanía, tema que suscita controversia por sus costes. Ahora, los estragos económicos de la pandemia ablandan las tradicionales resistencias a algunos de los modelos en los que la medida puede plasmarse, o al menos a su aplicación temporal. El Gobierno ha aprovechado la corriente favorable de opinión y este verano contempla poder empezar a pagar un ingreso mínimo vital estatal, con cuantías en función de la tipología del hogar, que ayude a mermar la pobreza severa.
Entre el coronavirus y la emergencia climática
Lo urgente y lo importante no siempre se llevan bien. Si se declara un incendio en casa, uno no se pone a pensar en alimentarse de forma equilibrada y practicar ejercicio. Pero en este tiempo de doble crisis sanitaria y socioeconómica sin precedentes cabe recordar que, a menudo, lo urgente es aquello importante a lo que no se hizo caso en su momento. La reflexión no viene a cuento, o no solo, porque no aprendimos la lección de otros países en la crisis del coronavirus, sino por el marco en el que vivimos, el planeta.