¿Tan malo es crecer?
Concepto el crecimiento consiste en nuevos bienes, servicios y tecnologías y nuevas pautas sobre ocio, consumo y trabajo.
Concepto el crecimiento consiste en nuevos bienes, servicios y tecnologías y nuevas pautas sobre ocio, consumo y trabajo.
La gran duda que, para el autor, plantea el decrecimiento es cómo garantizar la redistribución de la riqueza acumulada
El decrecimiento avanza de la mano de los verdes, pero choca con la tradición socialdemócrata amarrada en los sindicatos
La salida a la crisis no puede hacerse con herramientas del pasado y debe tener presentes los límites de la biosfera
El sistema económico debe reconvertirse hacia un horizonte ecológica y socialmente más saludable, pero el término ‘decrecer’ no atrae a una población que sufre el paro y los recortes
El crecimiento económico, que arrancó en la inglaterra del siglo XVIII, ha aumentado el nivel de vida de los países occidentales. Sin embargo, no ha traído consigo mayor felicidad
Las crisis de 1929 y de 2008 son las más graves de todas las que han jalonado la historia económica desde mediados del siglo XIX
La propuesta, que reta la hegemonía del PIB para salir de la crisis, supone una evolución en los valores y el pensamiento.
Joan Martínez Alier, profesor investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (UAB) y fundador de la Sociedad Internacional Economía Ecológica
El agotamiento de las materias primas y los recursos naturales, más la degradación del medio ambiente, apuntan hacia la desaparición de la sociedad de la abundancia infinita.
Los economistas ortodoxos sostienen que para salir de la crisis debemos volver a encender el motor de la economía. Pero se paga un precio: agravar la crisis ecológica. Hay otro modo de vivir.
El Parlamento Europeo encendió la alarma roja sobre la economía del ladrillo en España, empezando por la Comunidad Valenciana, y el impacto de “un modelo de desarrollo insostenible”. Lo hizo en 2005, en 2007 y, especialmente, en 2009, con el duro informe de la eurodiputada danesa verde Margrete Auken, criticado por los grandes partidos (PP y PSOE). Fue uno de tantos avisos sobre la España que iba bien. Otro fue la denuncia del mobbing inmobiliario, la cantidad tan elevada de viviendas vacías y las consecuencias negativas de “la especulación” en este país formulada por el relator de Vivienda de la ONU, Miloon Kothari. Corría febrero de 2008. Lo importante había sido crecer (al menos el 3,5% al año), no importaba sobre qué bases (la construcción), ni con qué efecto en el entorno (infraestructuras fantasma y degradación medioambiental y social). Los economistas ecológicos, que llevan décadas advirtiendo sobre los recursos finitos del planeta y la deuda ecológica del Norte frente al Sur, alertan de que no es posible salir de la parálisis económica actual con más crecimiento, precisamente porque solo empeoraría la crisis ecológica en curso. El movimiento en favor del llamado decrecimiento ha roto su cáscara académica y empapa los movimientos sociales en busca de alternativas. El término decrecimiento divide a académicos que coinciden en dar prioridad a un menor uso de la energía y los materiales y un cambio de sistema económico. Es un debate rico y apasionante, en plena recesión y cuando los economistas ortodoxos sostienen que el crecimiento es el bien más buscado. Este dossier intenta dar voz a todos ellos.
CONTRASTE Un caballo en el delta del Llobregat, cerca de la torre de control del aeropuerto de El Prat. FOTOGRAFÍA: EDU BAYER
El agotamiento de las materias primas y los recursos naturales, más la degradación del medio ambiente, apuntan hacia la desaparición de la sociedad de la abundancia infinita.
Joan Martínez Alier, profesor investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales (UAB) y fundador de la Sociedad Internacional Economía Ecológica
La propuesta, que reta la hegemonía del PIB para salir de la crisis, supone una evolución en los valores y el pensamiento.
Las crisis de 1929 y de 2008 son las más graves de todas las que han jalonado la historia económica desde mediados del siglo XIX
El crecimiento económico, que arrancó en la inglaterra del siglo XVIII, ha aumentado el nivel de vida de los países occidentales. Sin embargo, no ha traído consigo mayor felicidad
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Tener una discapacidad, en algunos casos grave, haber trabajado toda la vida en un Centro Especial de Empleo y jubilarse a los 65 años representa una pérdida en la capacidad económica. Los tutores, que son quienes cobran (...)
En 2007 se aprobó una ley que pretendía crear 635.500 empleos y dar servicio a las personas dependientes. Recortes, crisis, falta de voluntad política y una gestión caótica entre el Estado y las Comunidades Autónomas han demolido la normativa
Entrevista a Toni Comín, Expresidente de la Comisión interdepartamental del programa de renta mínima de inserción de Cataluña (2006-2010)
Desde hace 30 años la renta básica es una realidad en Alaska. En 2012 cada habitante, niño o adulto, cobró 676 euros.
Un salario base incondicional paliaría la pobreza, facilitaría la autoocupación, activaría el consumo, tejería un interés colectivo de los trabajadores y reduciría la angustia ante el paro.
Abre la puerta de su pequeño y acogedor piso en Cornellà de Llobregat, que encontramos barrido y ordenado, y nos ofrece un vaso de agua. La camisa pulcra y el pelo cortado y peinado con pulcritud, Santiago Barquero (Almadén, Ciudad Real, 1957) enciende un cigarrillo Nobel.
España estrenó 2013 superando por primera vez los nueve millones de pensionistas contributivos (lo que en enero pasado, pese a que las pensiones no se revalorizaron en línea con los precios, elevó el gasto a 7.653 millones de euros).
Las ayudas a las personas en riesgo de exclusión, en manos de las autonomías, aumentan más despacio que los hogares sin ingresos. Los criterios de acceso se endurecen por falta de dinero.
La crisis deja cada vez a más ciudadanos en el limbo al no cumplir los estrictos requisitos de acceso a la compleja maraña de ayudas, subsidios o pensiones previstos, de fronteras porosas.
Incertidumbre Santiago trabajó para una sola empresa 36 años. Fue despedido. Tiene 55. No le sale empleo. Sufre por la pensión. FOTO: Andrea Bosch
A menos que uno sea riquísimo, los mortales intentan vivir de su trabajo, y si lo pierden, el abanico de ayudas que se despliega ante sí tiene que ver con el empleo. Con haberse ganado el derecho al paro que da haber cotizado. Con buscar otro puesto de trabajo. Con participar en planes de reinserción laboral. Los únicos ciudadanos con pocos recursos que perciben algún apoyo económico sin deber esforzarse por volver a trabajar son quienes, de hecho, no pueden hacerlo: o por muy mayores o por muy enfermos. Hablamos de las pensiones no contributivas de jubilación (si no se ha cotizado 15 años) o de invalidez (con un grado igual o superior al 65%). Pero ¿qué pasa con un trabajador de 57 años que lleve seis en el paro y tenga una minusvalía del 40%? Ni opta a la pensión no contributiva de invalidez, ni tampoco a una renta mínima de inserción para personas en riesgo de exclusión en una comunidad autónoma, que no suele ser de por vida. Las fronteras entre los programas de ayudas ya eran porosas. Pero ahora que en España se han duplicado los hogares sin ingresos, debajo cada vez hay menos colchón. La red de ayudas sociales, que adolecía de agujeros, se deshilacha por falta de presupuesto. La austeridad ha desactivado instrumentos sociales como la ley de la Dependencia, ha moderado el salario mínimo y ha endurecido los criterios de acceso a los planes de rentas mínimas autonómicos. De ello habla en una entrevista Toni Comín, que intentó reformar este sistema de ayudas en Cataluña hace unos años. En este contexto, se abren paso los defensores de una renta básica universal incondicional, como Daniel Raventós.
Las ayudas a las personas en riesgo de exclusión, en manos de las autonomías, aumentan más despacio que los hogares sin ingresos. Los criterios de acceso se endurecen por falta de dinero.
España estrenó 2013 superando por primera vez los nueve millones de pensionistas contributivos (lo que en enero pasado, pese a que las pensiones no se revalorizaron en línea con los precios, elevó el gasto a 7.653 millones de euros).
Abre la puerta de su pequeño y acogedor piso en Cornellà de Llobregat, que encontramos barrido y ordenado, y nos ofrece un vaso de agua. La camisa pulcra y el pelo cortado y peinado con pulcritud, Santiago Barquero (Almadén, Ciudad Real, 1957) enciende un cigarrillo Nobel.
Un salario base incondicional paliaría la pobreza, facilitaría la autoocupación, activaría el consumo, tejería un interés colectivo de los trabajadores y reduciría la angustia ante el paro.
Desde hace 30 años la renta básica es una realidad en Alaska. En 2012 cada habitante, niño o adulto, cobró 676 euros.
Entrevista a Toni Comín, Expresidente de la Comisión interdepartamental del programa de renta mínima de inserción de Cataluña (2006-2010)
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