Derechos y digitalización
Hay que intervenir en la nueva realidad del trabajo para blindar la negociación colectiva, el salario mínimo y la protección social.
Hay que intervenir en la nueva realidad del trabajo para blindar la negociación colectiva, el salario mínimo y la protección social.
Regular o no: Es el dilema de los gobiernos. Hoy son los jueces quienes deciden si eres asalariado por prestar tus servicios vía plataforma, entre promesas de mejoras en su protección social.
Los jueces deciden caso por caso si las personas que limpian, cuidan, llevan un paquete o traducen para clientes que contactan a través de una ‘app’ son o no trabajadores de esta, y las sentencias son dispares. El debate está caldeado sobre la necesidad de una nueva regulación que blinde su protección social como asalariados o que los mantenga autónomos con más derechos.
ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR
Regular o no: Es el dilema de los gobiernos. Hoy son los jueces quienes deciden si eres asalariado por prestar tus servicios vía plataforma, entre promesas de mejoras en su protección social.
El trabajo en plataformas plantea serios desafíos para que los trabajadores no queden desamparados de las normas laborales y de la Seguridad Social.
Hay que intervenir en la nueva realidad del trabajo para blindar la negociación colectiva, el salario mínimo y la protección social.
ESTRATEGIA. La responsabilidad social empresarial ya no basta. Se necesita un enfoque más amplio de sostenibilidad corporativa en en centro mismo del negocio.
Las empresas socialmente responsables no deberían funcionar con compartimientos estancos. La ley de información no financiera es clave para avanzar.
Elevar el listón social y medioambiental se suele ver como un freno a la rentabilidad. Empresas como Unilever quieren ser ejemplo de que el propósito es la palanca para crecer.
Actores clave del capitalismo admiten que el sentido de las corporaciones ya no puede ser solo ganar dinero, sino ayudar a hacer un mundo mejor. ¿van en serio o es solo un brindis al sol?
Uno de los grandes dogmas del capitalismo sostenía que el único objetivo de las empresas debía ser dar valor al accionista. Pero el dogma se resquebraja: algunos de los principales actores del sistema admiten que no basta con ganar dinero: también deben hacer bien a la sociedad.
ILUSTRACIÓN: PERICO PASTOR
Actores clave del capitalismo admiten que el sentido de las corporaciones ya no puede ser solo ganar dinero, sino ayudar a hacer un mundo mejor. ¿van en serio o es solo un brindis al sol?
Elevar el listón social y medioambiental se suele ver como un freno a la rentabilidad. Empresas como Unilever quieren ser ejemplo de que el propósito es la palanca para crecer.
Las empresas socialmente responsables no deberían funcionar con compartimientos estancos. La ley de información no financiera es clave para avanzar.
ESTRATEGIA. La responsabilidad social empresarial ya no basta. Se necesita un enfoque más amplio de sostenibilidad corporativa en en centro mismo del negocio.
Entrevista: Crisis, desigualdades, globalización, retos climáticos… El capitalismo agudiza unas contradicciones que lo debilitan, según el economista Robert Boyer.
Más trabajo, más capital y más financiación permitían lograr un crecimiento vigoroso. Hoy, el motor se ha gripado.
Con los ‘slashers’, esos trabajadores pagados por tarea que hacen malabarismos con los trabajos y los estatus, el capitalismo vuelve a uno de sus pecados originales.
Las empresas superestrella aumentan cada vez más su diferencia con el resto de la economía, amenazando así a las democracias.
Desde la alimentación a los medicamentos, las multinacionales dictan las reglas del juego, en detrimento de nuestra salud.
Hoy nadie parece librarse de la tendencia desigualitaria del capitalismo. Responsable: la superioridad del rendimiento del capital.
Lejos del estereotipo de una competencia libre no distorsionada, el capitalismo favorece volver a la renta y los monopolios.
El capitalismo y su modelo de desarrollo destruyen el medioambiente, un fenómeno que se ha disparado.
El capitalismo es una fuente incomparable de creación de riqueza, pero no sale gratis. El sistema capitalista tiene un coste y genera multitud de abusos, de ahí que haya sido puesto en cuestión desde su mismo origen. Ni respeta a las personas ni al planeta.
El capitalismo y su modelo de desarrollo destruyen el medioambiente, un fenómeno que se ha disparado.
Lejos del estereotipo de una competencia libre no distorsionada, el capitalismo favorece volver a la renta y los monopolios.
Hoy nadie parece librarse de la tendencia desigualitaria del capitalismo. Responsable: la superioridad del rendimiento del capital.
Desde la alimentación a los medicamentos, las multinacionales dictan las reglas del juego, en detrimento de nuestra salud.
Las empresas superestrella aumentan cada vez más su diferencia con el resto de la economía, amenazando así a las democracias.
Con los ‘slashers’, esos trabajadores pagados por tarea que hacen malabarismos con los trabajos y los estatus, el capitalismo vuelve a uno de sus pecados originales.
Más trabajo, más capital y más financiación permitían lograr un crecimiento vigoroso. Hoy, el motor se ha gripado.
Entrevista: Crisis, desigualdades, globalización, retos climáticos… El capitalismo agudiza unas contradicciones que lo debilitan, según el economista Robert Boyer.
Movilización: Los ciudadanos nos estamos organizando en todo el planeta para cambiar la lógica de la economía. La emergencia climática lo hace todavía más urgente.
Ensayos el cambio de enfoque exige reorganizar antes las estadísticas. Algunas experiencias ya tratan de ir más allá.
Media docena de indicadores tratan de abrirse paso en contraposición al PIB, pero ninguno se ha consolidado como estándar. España no sale bien parada en las clasificaciones.
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