Madame C. J. Walker
Presidenta de un banco inclusivo.
Presidenta de un banco inclusivo.
Industrial textil y benefactora social.
Actriz y empresaria teatral.
La primera empresaria del refino.
La papisa del 'management'.
Uno de los símbolos de la Resistencia.
Pionera de las reivindicaciones sociales.
Jurista, pensadora y activista social.
El derecho al voto... pese a la izquierda.
Economista poskeynesiana.
La Rosa Roja, revolucionaria y pacifista.
La primera mujer ministra de España abrió carpetas que tardarían medio siglo en retomarse.
La ministra de Trabajo de Roosevelt impulsó el seguro de paro y el salario mínimo en EE UU.
Empresarias, ministras, economistas, inventoras, pensadoras... La historia está llena de figuras que rompieron moldes.
Economistas, inventoras, empresarias, activistas sociales, sindicalistas, banqueras... Las mujeres han ocupado siempre un lugar importante en la vida económica, pero su labor se ha subestimado, cuando no se ha mantenido invisible. La economía, en general, se ha considerado cosa de hombres. Aún hoy, la teoría económica dominante no se interesa por las cuestiones de género, y las mujeres lo han tenido más difícil para publicar sus trabajos de investigación. También la historia económica se ha escrito desde un enfoque androcéntrico. Hay factores que dificultaron que las mujeres hicieran negocios o al menos que trascendiera, al haber permanecido subordinadas a sus maridos desde un punto de vista jurídico, sin derecho a firmar contratos ni a pedir préstamos. Ello explica que las viudas protagonicen muchas historias de emprendedoras. He aquí un puñado de mujeres, de elección forzosamente arbitraria, que rompieron moldes y destacaron en su campo y en su tiempo.
La ministra de Trabajo de Roosevelt impulsó el seguro de paro y el salario mínimo en EE UU.
La primera mujer ministra de España abrió carpetas que tardarían medio siglo en retomarse.
La Rosa Roja, revolucionaria y pacifista.
El derecho al voto... pese a la izquierda.
Jurista, pensadora y activista social.
Pionera de las reivindicaciones sociales.
Uno de los símbolos de la Resistencia.
La papisa del 'management'.
La primera empresaria del refino.
Actriz y empresaria teatral.
Industrial textil y benefactora social.
Presidenta de un banco inclusivo.
La primera Nobel de Economía.
Primera catedrática de Economía.
Innovación para la salud.
Reina del sujetador.
El café del desayuno.
Inventora del Monopoly.
Economista poskeynesiana.
Cuando empiezas los estudios de economía, aprendes en seguida que mientras los hogares ahorran una parte de los ingresos, las empresas tienen necesidad de dinero para poder invertir. Las cantidades que las compañías gastan cada año son generalmente mayores que sus recursos financieros.
¡Pobre Milton Friedman! El economista liberal estadounidense (1912-2006) no está para fiestas. En 1970 publicó la que sería una de sus enseñanzas más emblemáticas. “La inflación es en todo tiempo y lugar un fenómeno monetario en el sentido de que es, y solo puede ser, generado por un aumento de la cantidad de moneda más rápido que el de la producción"(2).
Es muy probable que el economista neozelandés Alban William Phillips (1914-1975) jamás pensara que su fama iba a ser tan duradera. En 1958 publicó un artículo empírico basado en datos británicos que demostraba que cuanto más bajo es el paro, mayor es la tendencia de los salarios a subir rápidamente.
Cuando una empresa tiene necesidad de desarrollarse de manera significativa no puede contentarse con recurrir a la financiación de aquellos que están próximos a sus fundadores. Puede recurrir al crédito bancario, pero para crecer realmente debe acudir al ahorro público, lo que equivale a tomar prestado a medio o largo plazo emitiendo obligaciones o a acoger en su seno nuevos accionistas.
Es uno de los postulados básicos del análisis económico: si se baja el precio de un producto, se puede vender más. Para aumentar las ventas de sus empresas en los mercados de otros países, para ser más competitivos, los gobiernos recurren a la devaluación: autorizan a que una unidad de moneda extranjera pueda comprar más productos de su país.
Hace tiempo, Muriel Pénicaud, entonces ministra francesa de Trabajo, declaraba: “se sabe que un empujón al salario mínimo destruye empleo, por tanto, no es un buen método”. Pero lo que se sabe, sobre todo, es que no se sabe nada, pues no hay nada que confirme este supuesto teorema.
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