El oráculo impertinente

Queríamos salvar el planeta

Al poder hay que juzgarlo por lo que hace, no por lo que dice. Y lo mismo vale para cualquiera de nosotros: somos lo que hacemos.

Por Enric González
El oráculo impertinente

Economía y democracia

A veces creemos hablar de economía cuando hablamos de otras cosas. Y, a la inversa, más de una vez creemos hablar de otras cosas cuando, en realidad, hablamos de economía.

Por Enric González
El oráculo impertinente

La aldea global es ahora un barrio peligroso

Vivíamos con una serie de convicciones que han resultado falsas. Nunca se han hecho y, por tanto, nunca se harán la guerra dos países con McDonalds en sus ciudades, decían. La globalización es el mejor antídoto contra los conflictos violentos, decían.

Por Enric González
El oráculo impertinente

No era economía, sino fanatismo

El neoliberalismo nació como una doctrina económica. Y ha acabado pudriendo las instituciones políticas. Paso a explicarles por qué.

Por Enric González
El oráculo impertinente

¿Para qué servirán los bancos?

La banca nunca ha respondido a ninguna de las definiciones que el diccionario ofrece sobre el término popular: ni pertenece al pueblo, ni procede de él, ni está relacionada con la parte más desfavorecida del pueblo (salvo cuando se trata de desahucios), ni está al alcance de la gente más pobre, ni es estimada por el público en general. 

Por Enric González
El oráculo impertinente

Cómo acaba la inflación

Las crisis de inflación son como las comedias sentimentales: cada una empieza a su modo pero todas terminan igual.

Por Enric González
El oráculo impertinente

El engorro de las huelgas

Eso que llaman “conflictividad laboral” está en aumento en España. Y es posible que en las próximas semanas y meses muchos ciudadanos sufran los inconvenientes de alguna que otra huelga. El batacazo de la pandemia, la inflación creciente y la continua pérdida de poder adquisitivo desde la crisis financiera de 2008 han creado una situación muy difícil.

Por Enric González
El oráculo impertinente

El freno y el acelerador

De la economía se pueden decir muchas cosas, casi todas malas. Pero no que es predecible. ¿Alguien se habría atrevido a profetizar, hace un año, el brutal aumento de los precios de la energía? Pues eso. Ahora tenemos un poco de inflación, algo que sí podía adivinar cualquier atontado (yo mismo, sin ir más lejos), y la cosa no parece grave por el momento, salvo para los alemanes, cuyo corazón fibrila en cuanto la línea de los precios deja de ser completamente horizontal.

Por Enric González
El oráculo impertinente

Un personaje con mal destino

Los antiguos guionistas de Hollywood denominaban “dead meat”, literalmente “carne muerta”, al personaje simpático destinado a fallecer antes del final de la película. Como no podían cargarse al protagonista, conseguían la lagrimita del público matando a alguien cercano y querido, generalmente su mejor amigo.

Por Enric González
El oráculo impertinente

Las ideas estúpidas

Las ideas estúpidas son prácticamente inmortales. Da igual que se demuestre una y otra vez, con fracasos rotundos, su estupidez esencial: al cabo de un tiempo resurgen como nuevas. Es el caso de las operaciones coloniales con supuesto afán civilizatorio. 

Por Enric González
El oráculo impertinente

Etimología del trabajo

En inglés, la palabra work procede del término protogermánico werka, que significa “esfuerzo físico”. En italiano, lavoro viene del término latino labor, que significa “cansancio”. Hasta aquí, todo normal, ¿no? 

Por Enric González

El imperio impasible

La auténtica diplomacia, la que no tiene como escenario reuniones bilaterales y coctelitos en la residencia del embajador, puede arruinar el estómago más sólido. Fíjense en el escándalo que provocó el dictador de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, por desviar un vuelo comercial para detener a un periodista crítico con el régimen.

Por Enric González

Algo muy serio

Sammy Davis Jr., fantástico showman y amigo inseparable de Frank Sinatra, tenía una frase para explicar que su vida no había sido fácil: “Soy negro, judío y tuerto, ¿necesito algo más?”. Lo de ese hombre era complicado, cierto. Pero siempre hay alguien que lo tiene peor. Ahora mismo, cualquiera que pueda decir “soy mujer, joven y española” está en condiciones de subir al podio de las dificultades.

Por Enric González

Un mundo peor

Sabíamos que lo de “saldremos mejores” era una de esas cosas que se dicen por decir. Cabía sospechar lo contrario, que saldríamos peores. Pero no tan, tan peores. El mundo pospandémico pinta muy mal. Aunque habrá probablemente ganas de divertirse y quien pueda gastará con alegría, las desigualdades y los desequilibrios se agudizan día y día. Pesarán durante años.

Por Enric González

Vivir, sí, ¿pero dónde?

Estoy mirando un anuncio inmobiliario. Se trata de un piso “maravilloso” y “exclusivo” (eso dice el anunciante) con una extensión de 58 metrazos, vistas a un muro y con medios de transporte muy cercanos: está entre las vías del tren y una carretera, en las afueras de una gran ciudad. El alquiler cuesta 960 euros. Una ganga. Teniendo en cuenta que el salario medio en España es de 1.700 euros brutos mensuales, el ciudadano medio puede permitirse tranquilamente residir en ese piso “maravilloso” y “exclusivo” y, además, comer pan y fideos hasta hartarse.

Por Enric González

¿Dónde está la bolita?

Harry Truman fue un presidente impopular. Hay que entenderlo: ordenó el lanzamiento de dos bombas atómicas, (el único ser humano que carga con esa responsabilidad hasta la fecha), ganó la Segunda Guerra mundial pero inmediatamente después tuvo que iniciar la Guerra Fría, incluyendo las guerras de Indochina (más tarde llamada Vietnam) y Corea, creó el Plan Marshall, fue decisivo en la fundación de la ONU y la OTAN, manejó una Administración bastante corrupta y fue incapaz, aunque lo intentó, de combatir el racismo estructural en Estados Unidos. Con tanto lío no hay quien sea popular. Los historiadores, sin embargo, le han rehabilitado parcialmente.

Por Enric González

El otro jinete

Los jinetes del apocalipsis no suelen cabalgar solos. Ya hemos visto que la pandemia traía consigo una recesión súbita y brutal, con el consiguiente desempleo masivo. Asumo el papel de agorero para formular una profecía que no tienen por qué tomarse en serio: si yo pudiera adivinar el futuro no me dedicaría, evidentemente, a escribir estas cosas. Insisto, lo más probable es que me equivoque. Pero me arriesgo a decir que en 2021 trotará sobre la economía mundial un jinete al que no veíamos desde hacía mucho, mucho tiempo. Hablo de la inflación.

Por Enric González

El rigor de las cifras

Podríamos llenar de cifras esta página. Resultaría un poco redundante. Los artículos rigurosos (en uno de los significados que ofrece el diccionario: “rigor” como “propiedad y precisión”) van en páginas anteriores. Aquí, en todo caso, apelaremos a otra acepción de “rigor”, a medio camino entre la que significa “severidad excesiva” y la referida al “último término a que pueden llegar las cosas”.

Por Enric González

Dignidad

El nuevo año se aproxima como el psicópata asesino en las películas de terror. El espectador no ha visto aún su rostro ni sabe todavía de qué forma espeluznante acabará con su víctima. Por tanto, el espectador imagina las peores cosas. El truco de esta película consiste en que el espectador, paralizado ante el espectáculo, ignora todavía (aunque un escalofrío en la espalda se lo sugiere) que la víctima es él mismo.

Por Enric González

Lo que no existía

El 7 de noviembre de 2000 estuve en Austin, Texas. Llovía y hacía frío. Mediada la tarde, una multitud mojada empezó a apiñarse frente al Capitolio estatal. Eran republicanos que confiaban en la victoria de su candidato, George W. Bush, un hombre que propugnaba una cosa llamada “conservadurismo compasivo”. 

Por Enric González