Tras el rechazo al reparto de las personas rescatadas en el Mediterráneo propuesto por la UE se hallan los costes electorales y económicos de los Estados.
Las recetas laborales de ambos aspirantes al liderazgo demócrata en EEUU suponen cambios de calado, sobre todo la cogestión empresarial de los trabajadores.
En una economía de los cuidados feminizada y precaria, marcada por el clasismo y el racismo, las plataformas digitales podrían traer visibilidad y profesionalización.
Es preciso dotarnos de una estrategia ciudadana de ahorro e inversión como alternativa a los excesos del capitalismo financiero y al colapso climático y social.
Hay que construir un nuevo pensamiento y prácticas económicas no contaminadas por el PIB y permeables a los valores humanos, sociales y medioambientales.
Es necesario fijar topes a la acumulación para garantizar la libertad efectiva de toda la ciudadanía y que nadie sea tan poderoso como para imponer a su arbitrio los destinos públicos. Sería el complemento ideal de la renta básica incondicional.
Debemos replantearnos la privatización de Bankia, pues una entidad competitiva, sólida y responsable bajo control público sería más rentable económica y socialmente.
La nueva norma de préstamos inmobiliarios no impedirá abusos como las hipotecas multidivisas. Las obligaciones de información establecidas son insuficientes.